Aldea
Adiós a los burdeles en época de cuarentena
Dicen que el oficio de las trabajadoras sexuales es tan viejo como la misma humanidad. Y quizás sea esta época en la historia contemporánea donde los burdeles tuvieron que cerrar sus puertas en la mayoría de países del mundo, dejando las habitaciones donde los condones y toallas usadas hacen parte de la decoración del día a día.
Rosa de 27 años de edad y con dos hijos, nos cuenta que no alcanzó a regresar a su casa, ahora su mamá quien cuida de los suyos tendrán que ingeniárselas para comer todos los días, porque ella junto a sus compañeras de trabajo se quedaron sin el sustento diario que les daba el mete y saca en los burdeles que frecuentaba en la tarde y noche.
En la noche todos los gatos son pardos, dice Rosa, la gente se transforma, ingiere licor para tomar así el valor de acercarse a esa mujer vestida de manera sugestiva, que desfila, hace striptease, baila; se pavonea haciendo de ese lugar solo suyo, peleando con sus compañeras por el feo, bonito, viejo, perdedor; empresario, traqueto o pensionado que llega a echarse un polvo.
Los negocios migran, la materia prima de estos mercados también. Algunos ahora entran a la competencia de las prepagos, mujeres y hombres que a través de internet ofrecen sus servicios en puntos estratégicos de la ciudad que están al alcance con un solo click.
Los textos que acompañan los servicios que prestan en estas páginas están plagados de errores ortográficos y al final fotografías que indican que son las mismas del retrato, cero engaños, o sino devuelven el dinero. Una llamada y salida en el día de pico y placa es la solución que plantean algunos de los clientes asiduos de estos lugares.
Rosa entendió el momento, tienen que seguir produciendo con su cuerpo. Ya en la red Rosa no se llama Rosa sino Sarita, la conejita sensual, y lejos de los protocolos de no tener contacto salival o las precauciones que indica el ministerio de Salud para prevenir estar contagiado del Covid-19, el inventario de prácticas a realizar es como un portafolio empresarial.
Los afanes de consumir licor, sea cual sea y que les deja algo de propina pasa a un segundo plano, las palabras y fotos sugestivas son las que permiten que sigan trabajando, así sea ganando menos, pero al fin y al cabo mandando algo para la casa dice la nueva Sarita.
En el trabajo realizado por Margarita Arteaga Cuartas para la universidad de los Andes, dice que una de las muchachas comenta que ser puta es ser un camaleón, porque te dibujas y te pintas como ellos quieren verte… El baño de la trabajadora sexual lleva consigo una serie de acciones destinadas al embellecimiento del cuerpo. Habla de partes que serán expuestas, que entrarán en contacto sexual con los otros cuerpos de los cuales proviene un peligro: el contagio de enfermedades sexuales.
Los moteles no han cerrado, el número de muchachas ha crecido, los cuartos ahora están casi llenos, aunque los clientes lleguen graneaditos. Atrás quedaron las charlas de borrachos o de la simulación de conquista para obtener el premio ganador. Sarita ahora está más pendiente del celular, tiene claro que esa hora es un simple negocio de mete y saca, donde ellas están para dar placer y ellos, listos a recibirlo.
Sarita responde al celular, sí mi amor, soy la misma que aparece en las fotos. Mi trato es de novia, no te arrepentirás, sal de la rutina.
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