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Vocación confirmada
Escritores hermanos Pardo y Benhur Sánchez...1972...foto album familiar
“Uno no puede determinar dónde va a estar, ni siquiera al día siguiente. Por eso los expertos aconsejan vivir el momento. Ese hedonismo, así lo llaman los conocedores, puede volver a la humanidad irresponsable. Pero en la vida contemporánea, mediada por el tema de lo económico y lo tecnológico, no dejamos de proyectar futuros que, en efecto, uno no sabe si se van a concretar.
En 1973, cuando me desempeñaba en el cargo de director del Instituto Huilense de Cultura, cinco años después del Primer Congreso celebrado en Pereira, quise emular aquel estimulante encuentro. No era mi obligación, por supuesto, pero aún alegraba mi espíritu esa experiencia y en el fondo deseaba que se repitiera para beneficio de las gentes de mi región. Convoqué un evento nacional que resultó más amplio. Sólo que yo no lo llamé Segundo Congreso, como debí hacerlo en homenaje a Zahúr, sino Primer Encuentro Nacional de Escritores. Inauguré, sin proponérmelo, el prurito de llamar Primer Encuentro o Primer Congreso, a cuanta reunión de escritores se hiciera en el país. Nadie quería ser segundo, que no secundario, porque cada organizador ambicionaba ser precursor de estos encuentros para sus contemporáneos. En el fondo también para su localidad. Entre ellos el hoy famoso Encuentro Internacional de Escritores de Chiquinquirá, Boyacá, al que asistí en sus primeras ocho convocatorias.
Por supuesto que a este primer Encuentro de Neiva invité a quienes consideraba los consagrados y también a las promesas por esos años de una literatura colombiana renovada. Amigos y conocidos, además. Los más cercanos a mis afectos, claro, aunque también llegaron de los otros, los que años después llegaron a ser grandes pero no eran de mi círculo conocido. Semejante cantidad de escritores reunidos en la pequeña ciudad parecía increíble. No había presupuesto suficiente. Costaba demasiado, como en realidad costó, no pude evitarlo. Por fortuna el gobernador del departamento, Héctor Polanía Sánchez, me respaldó, como en otras actividades culturales.
Recuerdo con gratitud que aceptaron mi invitación, entre otros escritores: Manuel Zapata Olivella (1920-2004), Fernando Soto Aparicio (1933-2016), Eutiquio Leal (1928-1997), Arturo Alape (1938-2006), Jorge Valderrama Restrepo (1944-2002), Roberto Ruiz Rojas (1938-1978), Humberto Tafur Charry (1935-1985), Jairo Mercado Romero (1941-2021) y su hermano José Ramón (1936-2022), Camilo Pérez Salamanca (1949-2019), Isaías Peña Gutiérrez (1943) y su hermano Joaquín (1950), Germán Santamaría (1950), Humberto Rodríguez Espinosa (1943), Jorge Eliécer Pardo (1949) y, por supuesto, Carlos O. (1947) Faltó Zahúr, pero ya había partido para los Estados Unidos.
Fue en este encuentro donde los hermanos Pardo presentaron en un evento especial, por decirlo de algún modo de carácter nacional, su primer libro de cuentos, titulado “Las primeras palabras” (1972), conformado por cuatro cuentos de cada uno de ellos. En ese pequeño libro comencé a admirar sus calidades narrativas. Recuerdo que Humberto Tafur Charry lanzó su novela “Tres puntos en la tierra” (1973)
El encuentro trascendió no sólo nacional sino internacionalmente. Las conclusiones del Encuentro fueron divulgadas en periódicos y revistas nacionales, así como en la revista Casa de las Américas, en La Habana, Cuba. Durante algunos años se habló del Encuentro, su repercusión fue realmente notable y eso justificó con creces la inversión realizada.
Ahora me parece increíble. Dos encuentros de escritores, el de Pereira y el de Neiva, dieron inicio y consolidaron esa amistad que a partir de entonces hemos sostenido con Carlos O.
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Después hubo largos períodos en los que poco pudimos dialogar, debido quizás a la distancia, pues yo residía en Bogotá y él en Ibagué, cada uno absorbido por los trabajos desempeñados pero siempre atentos a nuestra mutuas producciones literarias. En los primeros años de la década de los ochenta Carlos O. estuvo radicado en Barcelona, España, donde comenzó a escribir su primera novela. A partir de los encuentros y como una coincidencia afortunada, los dos publicamos libros casi en el mismo año o con una diferencia muy escasa. O quizás sea sólo mi imaginación, que en medio de la oscuridad adiciona detalles que sólo viven en mi interior. Pero lo que me permitía mantenerlo siempre presente en mi memoria fueron esos cuatro cuentos de su autoría que se publicaron en “Las primeras palabras”.
*Benhur Sánchez Suárez, consagrado escritor, pintor, oriundo de Pitalito Huila, e ibaguereño de alma , vida y corazón
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