Actualidad
Un campo ibaguereño formalizado, donde también la mujer aparezca en la escritura
Opinión
Por: José Barreto
Candidato a la Alcaldía
Movimiento Firme por Ibagué
Más de la mitad de las familias de nuestra Ibagué rural no tienen un título de propiedad que las acredite como dueñas de sus fincas con todas las de la ley. Una cartaventa no vale como documento legal y tampoco un título que no esté registrado. Pero, ¿habrá alguna familia que no quiera ser la dueña de la casa donde vive?
Según las estimaciones del Gobierno el índice de informalidad en la tenencia de la tierra en el país es de poco más del 60%, en nuestro municipio es cercano al 57%. Lo que esto significa es que de los 11.113 predios rurales que tiene Ibagué en sus veredas, 6.345 (predios y familias) no tienen un título formal. Y estas no son cifras exactas, podrían ser más. Recordemos que el Gobierno acaba de firmar dos créditos por 150 millones de dólares para saber qué tiene y cómo está organizado el campo.
Probablemente para un campesino cuya tierra ha sido heredada en su familia generación tras generación este asunto no le preocupe. Más angustian los bajos precios para vender los productos, la falta de vías, los fletes, el porcentaje de los intermediarios, el clima o la plaga. Cuestiones que también se deben abordar.
Pero si Ibagué quiere consolidar su economía agropecuaria es una necesidad irrefutable que formalicemos el campo.
Cuando una familia campesina tiene el título de propiedad de su finca puede acceder a créditos ya sea para tecnificarla o mandar a un hijo a la universidad, puede aplicar a subsidios, asistencia técnica, programas gubernamentales para abastecimiento de insumos, mejorar su infraestructura, mejorar su vivienda, incluso heredar sin tanto enredo.
Y se pone mejor: según la Agencia Nacional de Tierras, en Colombia los campesinos dedicados a la producción agropecuaria y a quienes se les ha formalizado la tierra con un título de propiedad, han podido incrementar sus ingresos en un 73,8%.Además, la formalización dinamiza y aumenta en más de un ciento por ciento la colocación de créditos.
En un municipio con tradicional vocación agraria y donde existen tantos problemas para impulsar nuestra economía, no podemos darnos el lujo de, como dicen coloquialmente, aguantar hambre con la cabeza ante un frito. La formalización de la tierra es un paso necesario y básico para cerrar una histórica brecha de inequidad entre el campo y la ciudad.
Yo quiero un campo ibaguereño formalizadoy donde también la mujer aparezca en la escritura. ¡Tenemos la oportunidad de hacerlo!
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