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Mea culpa por mentir

Mea culpa por mentir

Por Carlos Alberto Estefan Upegui

*Exgobernador del Tolima


Dos directores de importantes medios de comunicación como el Noticiero Caracol, radio en cabeza de Juan Roberto Vargas, y de El Espectador, Fidel Cano, salieron esta semana a reconocer que en dichos medios se había mentido respecto de una noticia que involucraba al señor Presidente de la República.

No es común aceptarlo, por el contrario, podríamos calificarlo como una actitud gallarda que debe aplaudirse.

Fidel Cano Correa de El Espectador ofreció disculpas por publicar información falsa y dijo que “es imperdonable que haya pasado los filtros y esos contenidos hayan llegado a ser publicados”.

Aunque en los dos casos, reconocen lo sucedido, poco se nota su arrepentimiento, ni mucho menos su interés en reparar el daño causado, y queda la incógnita de si se repetirá una situación semejante. En el caso de Caracol Noticias, la culpa se le asigna a una periodista de La Alianza Informativa Latinoamericana, agencia de la cual hace parte ese noticiero y El Espectador, a “un irresponsable aprendiz de periodista que utilizó mecanismos fraudulentos para engañar a sus propios editores y producir contenidos no solo con un uso indiscriminado e irresponsable…”.

Luego, para acabar de completar, se supo que el video original de Vargas “fue manipulado con inteligencia artificial”.

Lo cierto es que hace mucho rato, la opinión pública le ha perdido confianza a la prensa, indistintamente del medio que sea, tanto así que “El informe de Reuters en 2023 dijo que solo el 35% de los colombianos confía en las noticias.”. (El País de España).

Ahora bien, la queja de la población no solamente es por mentir, sino también, supuestamente, por emitir conceptos equivocados a falta de información, desinformación o manipulación.

No específicamente me refiero a los dos medios objeto de este escrito, sino en general, pues se ha vuelto costumbre a nivel global manipular la noticia con fines políticos, incurriéndose en un trágico y preocupante deterioro de la prensa al servicio de intereses oscuros.

Las dudas que ocasiona la mentira generan un daño irreversible. Tal, como lo señala la metáfora de sí se desplumara una gallina viva, las plumas perdidas, en este caso, el honor y la confianza, no podrían recuperarse. Igual que restaurar la reputación de alguien después de haber sido difamado.

Lo dije en alguno de mis anteriores escritos y ahora se los recuerdo: Mientras la política, en el buen sentido de la palabra, debe ejercerse con el fin de propiciar el bienestar general, lo cual supone transparencia y honorabilidad, se ha convertido en el ejercicio malsano de mentir para ganar ventaja sobre el contrario.

Por último, a estos medios, no está por demás recomendarles esmerarse en hacer cumplir las normas de la ética profesional, como igualmente, una adecuada selección de fuentes. Y a los aprendices de periodismo, que su práctica la hagan con la debida supervisión para luego no tener que lamentarse.

Queda faltando la reparación y no repetición. Ya veremos.

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