Poco probable que en el Tolima dos integrantes de una misma familia ocupen un alto cargo público como un ministerio. Hoy lo vivimos con gozo la asignación de María Victoria Angulo como ministra de Educación, el mismo cargo ocupado por su padre el dirigente conservador Guillermo Angulo, jefe de la cartera de educación entre el 22 de mayo de 1980 y el 28 de febrero de 1981.

El legado de Angulo papá se centró en la promoción de la educación secundaria y superior del país, logrando quizás uno de los cambios sustanciales para Colombia como fue la doble formación al momento de salir de la secundaria combinando la educación académica y técnica, herramientas que permite aun hoy que muchos jóvenes tengan oportunidades laborales o mejorar las condiciones en el campo, gracias al conocimiento aprendido en esta etapa.

En ese pequeño período dejó una huella profunda dentro del sector y puso esa primera piedra en el cambio de la educación donde las universidades privadas pudieron jalonar recursos para ser invertidos en infraestructura y capacitación del personal docente.

Otro de esos logros por los cuales se recuerda a Angulo papá fue el empujón que dio a los jóvenes de bajos recursos, brindándoles la oportunidad de estudiar, gracias al fondo educativo que protocolizó a través del Icetex, muchos campesinos lograron así lograr sus títulos como profesionales cambiando en muchos municipios el desarrollo económico.

Los nuevos retos

Los retos de María Victoria Angulo para estos 4 años son grandes. El acceso y gratuidad en educación superior, educación inicial, el fortalecimiento de la educación rural y la relación con los profesores, en especial con el cumplimiento de los diferentes puntos del acuerdo firmado con el magisterio en el año 2017 son puntos claves a ejecutar para esta ibaguereña.

Con los profesores la cosa no es fácil. La queja permanente por el servicio en salud, la implementación de la jornada única y sus salarios con los múltiples beneficios son parte de las exigencias de los maestros que ya anuncian paros en todo el país debido a que muchas de las exigencias firmadas en ese acuerdo no han sido cumplidas.

En materia de primera infancia la ventaja de la creación de la Ley de Infancia permitió una mayor inversión con los niños menores de 5 años donde se beneficiaron ya un millón 300 mil infantes y aunque la cifra es significativa no compensa la necesidad que existe en Colombia donde se requiere un mínimo de mil preescolares más, de acuerdo a lo expresado por Isabel Segovia, experta en el tema.

En materia de educación secundaria, la brecha entre la educación rural y urbana es alta, el mismo ministerio maneja cifras nada alentadoras en esta materia, donde solo el 2,3% de las personas que viven en el campo han culminado sus estudios universitarios, el 10 terminan su bachillerato y aunque existe una infraestructura moderada para llegar al campo, no se acerca a un mínimo de calidad. La repitencia y abandono del sistema educativa es latente y volver a enamorar a padres de familia y estudiantes es fundamental. Más la jornada única, tarea que va por buen camino, aunque su talón de Aquiles esta en la alimentación escolar.

El mayor desafío en cuanto a las instituciones de educación superior se centra en el mejorar la calidad educativa de las universidades públicas regionales y un mayor flujo de recursos que les permita sobrevivir a momentos como los de hoy, donde la crisis está latente, además de la reestructuración del programa Ser Pilo Paga que no cuenta ya con recursos para seguir adelante. 

Pareciera que  esos primeros pasos de Angulo papá volvieron a pasar al tablero, porque en campaña el hoy presidente electo Iván Duque indicó que incluiría la formación técnica en los últimos tres años de formación secundaria, haciendo así que el ciclo profesional fuese más corto y el rol del Icetex se centre no solo en apoyar desde la financiación a estudiantes, sino condonar la deuda a quienes realizan esfuerzos grandes por salir con notas sobresalientes en sus carreras.