El museo de Pablo Escobar en el barrio El Poblado de Medellín ha pasado a manos de la SAE (Subasta de Bienes Apreendidos). Agentes del CTI tomaron posesión de la casa, que se había convertido en un santuario en honor a quien causó tanto daño al país.

El narcoturismo y la fascinación de los extranjeros por la figura de Pablo Escobar han sido una fuente de ingresos considerable en Medellín en los últimos años. Sin embargo, las autoridades locales trabajan para eliminar el estigma asociado a esta actividad.

El pasado julio, la Alcaldía lideró la demolición del museo de Pablo Escobar en la Loma del Indio debido a irregularidades en sus permisos. A pesar de la demolición, la casa siguió siendo ocupada por alias "el Osito", informa el diario El Colombiano.

La Fiscalía ahora está llevando a cabo un proceso de extinción de dominio sobre la casa que está registrada a nombre de Gilma Aidee Urdinola Ospina, quien tenía un contrato de arrendamiento con Roberto Escobar Gaviria, hermano del narcotraficante.

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El estigma del narcoturismo:

En medio de esta lucha por erradicar el narcoturismo, ha surgido una disputa entre los hermanos de Escobar y su sobrino sobre cómo lucrarse con la imagen y la memoria de Escobar. Un museo construido en la Loma del Indio, donde Pablo Escobar solía esconderse, fue demolido en 2018. Roberto Escobar "el Osito" y su hijo Nicolás intentaron abrir un nuevo museo, exponiendo objetos relacionados con el narcotraficante asesinado en 1993.

Sin embargo, surgieron desacuerdos sobre la legalidad del negocio. Nicolás quería formalizarlo, ya que habían realizado modificaciones que requerían permisos. Finalmente, la casa fue demolida debido a la falta de permisos. Nicolás abrió otro museo, cobrando a los turistas por ver réplicas de objetos relacionados con el narcotráfico.

El museo tiene su propia página web que promociona una experiencia "veraz y de primera fuente" para conocer el lado íntimo y familiar del extinto narcotraficante.

Mientras tanto, "el Osito" continuó explotando la imagen de su hermano. La Fiscalía señaló que el predio ocupado por Roberto Escobar, valorado en $12.000 millones, había sido adquirido por Pablo Escobar y posteriormente transferido a testaferros. Roberto Escobar presuntamente desplegó acciones para mantener el control sobre la propiedad.

La Fiscalía ha impuesto medidas cautelares sobre la propiedad y, una vez completados los trámites, la propiedad pasará a manos de la SAE, que trabaja en su saneamiento y en su entrega a víctimas o instituciones educativas para un uso adecuado.