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Hay gobierno, hay oposición
Por Samuel Gómez
… Y llegó el primero de mayo y como lo dije en mi columna del 23 de abril, la democracia brilló y la gente salió por centenares a las calles; no salieron solamente estudiantes, profesores y centrales obreras, se hicieron presente ciudadanos de todos los estratos y condiciones.
Lo más importante de las marchas, es que a los miles de colombianos que desfilaron, se les notó una actitud diferente que nos llena de ilusión: el miedo de antes, lo cambiaron por entusiasmo y valor civil para salir a reclamar el cambio que nos conduzca a ser un país más justo, más próspero y en paz.
Terminada la jornada de este primero de mayo podríamos decir que hay dos perdedores: los grandes medios de comunicación tradicionales y el Congreso de la República; los medios de comunicación porque se llevaron la sorpresa que la gente no traga entero y que los esfuerzos por malinformar y presentar encuestas amañadas fueron inferiores al real sentimiento de la gente.
“Terminada la jornada de este primero de mayo podríamos decir que hay dos perdedores: los grandes medios de comunicación tradicionales y el Congreso de la República”.
El Congreso de la República perdió, porque todo indica, rechazaron las propuestas de cambio defendiendo los intereses de las multinacionales del sector privado a cambio de beneficios personales, olvidando que su compromiso es con el pueblo que los eligió y que su función no es otra que la de proponer o aprobar leyes y ser los voceros de las comunidades que representan con miras a construir una nación más justa y solidaria y que cuando menos el artículo 365 de la constitución política se cumpla.
No podemos afirmar que son todos los congresistas los responsables. Como en todo, hay excepciones, pero es necesario decir que el Congreso se dejó permear por los directores de los partidos, que aprovechando la ley de bancadas siguen siendo reaccionarios al cambio y defensores acérrimos de los intereses de la oligarquía nacional; por esta razón muchas instituciones, a pesar de su importancia, no tienen razón de existir
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