Es costumbre en Colombia que los delincuentes queden libres tras cometer lo que se denomina como un delito menor. Genera indignación entre la ciudadanía, cuando se conocen casos de ladrones que son capturados por la Policía Nacional y pocas horas después el sistema judicial lo deja en libertad.

El más reciente de estos casos se presentó en la ciudad de Ibagué. La Policía Metropolitana informó que un hombre, en menos de una semana, fue detenido dos veces por robar bajo las modalidades de intimidación con armas cortopunzante y raponazo.

La primera captura se llevó a cabo en la calle 94 con carrera Septima, en la Urbanización de los Ríos, por el hurto de un teléfono celular avaluado en $700.000 y $170.000 en efectivo. La víctima fue un conductor de servicio público, a quien amenazó con un arma cortopunzante.

Pese a la captura de la Policía Nacional, poco después quedó en libertad y fue capturado otra vez, por el mismo delito. La segunda captura fue efectuada en la calle 12 con carrera Segunda, en el barrio Centro, donde este individuo presuntamente le hurtó un teléfono celular avaluado en $800.000 a una ciudadana de 47 años de edad.

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Según expertos, la falta de argumentación o material probatorio, es uno de los principales motivos para que estos delincuentes queden en libertad. Además, en los casos en los que no se presenta violencia contra la víctima, es más difícil enviar a prisión al ladrón.

"Para poder imponer la medida más grave, que es la detención preventiva, la cárcel como tal, se necesita mayor argumentación, mayor demostración de elementos. Se necesita una fortaleza superior, porque las normas que tenemos y cumplimos los jueces son muy exigentes para poder privar a una persona de la libertad. La persona que se trae, así se haya capturado con el cuchillo en la mano y esté untado de sangre, así todo el mundo lo haya visto cometiendo el asesinato, es inocente hasta que no pase un proceso, hasta el final", explicó el exmagistrado Jorge Aníbal Gómez, en El Tiempo.