Por: Gloria Aponte García

*Investigadora-paisajista-docente-miembro de la veeduría VEECU

Una vez más, el martes 25 de noviembre se evidenció la falta de propósito articulador entre los diversos entes públicos administrativos de Ibagué, cuando en la celebración de los 25 años del Jardín Botánico San Jorge, solo hubo momentánea presencia protocolaria de algunos de ellos.

En este, uno de los eventos más interesantes -quizás el más- a los que he asistido en los seis años que llevo residiendo en Ibagué, se trataron temas fundamentales para la supervivencia, la sostenibilidad, la planeación, la organización, el desarrollo y la acogida de la ciudad, así como para el bienestar, la educación, la convivencia, la participación y la igualdad de la ciudadanía.

Se contó con representantes de los jardines botánicos de Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla quienes construyeron un panorama amplio de logros y desafíos que nos deben orientar en términos generales, para evidenciar las particularidades de nuestro territorio, único en el país que cuenta con dos jardines botánicos: el de San Jorge, anfitrión del evento y el von Humboldt de la Universidad del Tolima, con más de 50 años de existencia.

Panel con invitados de jardines botánicos de otras ciudades

Con dedicada organización por parte de la Red Nacional de Jardines Botánicos de Colombia, que promueve la investigación y la conservación de la biodiversidad nacional, transcurrieron 12 horas de interesante intercambio, de aprendizaje motivante para continuar creciendo y aportando a la mejora de la innegable interacción de todos nosotros con la madre naturaleza. Se reiteró que prometer plantar “n” número de árboles no es la única acción para “chulear” el deber ambiental de las entidades administrativas.

Participación de la academia. Aportes desde la Universidad de Ibagué

Parece que, quienes toman las decisiones para orientar la ciudad, aún no salen del obsoleto cliché de pensar que los jardines botánicos son solo sitios bonitos para ir a ver maticas; o continúan en un negacionismo ambiental, que les sugiere que la crisis climática está lejos de acá, mientras tardíamente atienden derrumbes o calamidades achacadas a la naturaleza; pero a las cuales todos, individual y colectivamente, estamos contribuyendo al desatender muchos de los temas allí tratados.

Faltó la presencia y permanencia comprometida durante todo el evento, de dos o tres funcionarios de Cortolima y de, por lo menos, las secretarías de Ambiente, Planeación, Infraestructura, Educación, Desarrollo y Cultura. Mucho les hubiera convenido para identificar diversas temáticas en las que constantemente se traslapan, pero poco o nada se articulan.

Dejando de lado otras urgencias que nuestra ciudad requiere resolver (vías, movilidad peatonal, seguridad, transporte público organizado), los escasos asistentes locales quedamos anímicamente comprometidos a continuar promoviendo el perentorio vuelco a la manera como se concibe la vegetación en la administración de la ciudad, que minimiza su papel estructurante, su diversidad en estrato, en volumen, en forma y en papel ecosistémico, desembocando en naturalización antropizada, mono utilitaria, y en   mal manejo de la vegetación.

Estimulante e inspirador fue el cierre del evento, con el concierto “Ríe Combeima” a cargo del grupo de Cámara Eufonía del Tolima, del Colegio Amina Melendro de Pulecio, en homenaje a la Sociedad Salesiana, por su aporte a la conservación de la biodiversidad ibaguereña a través del Jardín Botánico San Jorge. Las composiciones interpretadas, inspiradas en el canto de nuestras aves, fueron una verdadera enseñanza placentera.

Concierto de cierre, por Eufonía del Tolima

Confiamos en que, así como reforzamos nuestro convencimiento de los aprendizajes compartidos, la administración municipal se percate de lo mucho que pierde al desaprovechar conocimiento tan valioso que sus jardines botánicos promueven para un mejor