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‘Cejas’, el hombre que amó el páramo
Carlos Aldairo y el páramo eran uno solo. El uno no podía vivir sin el otro.
Con la muerte trágica de su padre hace 20 años, Carlos Aldairo Arenas Salinas se fue a vivir en las faldas del nevado de Santa Isabel. Se fue solo porque su compañera e hija no soportaban esa aventura.
Era la última finca, en tiempo son 16 horas desde Santa Isabel, cuenta una de sus mejores amigas, la también activista ambiental y líder social, Johana Cristina Ovalle Ávila. ‘Cejas’ como lo llamaban sus amigos allí se convirtió en un hábil y diestro guía turístico. Para él su vida era el páramo y los cóndores.
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Tenía 44 años de edad, pero el rigor del trabajo del campo lo hacía ver de más edad. “Cejas era un hombre extremadamente bueno, solidario, no permitía que nada afectara el páramo, era un enamorado de la zona”, narra, Johana.
Y por cuidar el páramo como si fuera su propia vida lo asesinaron. Hace dos meses Carlos Aldairo llamó a una amiga para informarle que lo habían amenazado y que temía por su vida. Una tala de bosque a la que él se oponía fue el detonante. Un grupo de hombres llegó hasta su finca para decirle que se tenía que ir o de lo contrario lo mataban. Y este viernes cumplieron con la amenaza.
La amiga logró convencerlo que se viniera unos días para el pueblo, Santa Isabel mientras se calmaba la situación. Pero Carlos Aldairo tenía que regresar porque el páramo y los cóndores lo necesitaban y él los necesitaba.
Johana lo recuerda como un hombre inteligente y recursivo. Quiso poner páneles solares en la finca pero el costo era de 15 millones de pesos. Entonces, como pudo se las ingenió, consiguió información y él solo logró instalar energía solar a la finca.
Era un guía especial, todos los turistas que hasta allí llegaban querían que Carlos Aldairo los asesorara en las caminatas. Se conocía al dedillo todo el Parque Nacional de Los Nevados.
En agosto pasado Johana subió con una argentina. Johana tenía que regresarse y la turista le pidió que ella quería quedarse. Johana le dijo que no podía dejarla y menos sola con ‘Cejas’, así él fuera de confianza. Logró convencerla y la argentina se quedó un mes viviendo en la finca de Carlos Aldairo. “Me dijo la argentina, qué hombre tan maravilloso y respetuoso fue su amigo”, cuenta Johana. Hoy esa turista que se llevó la mejor impresión de su estadía en Colombia por cuenta de la amabilidad de ‘Cejas’, llamó a Johana para expresarle la tristeza porque no podía creer que a un hombre bueno, preocupado por cuidar el páramo y los cóndores y el agua, lo hubieran asesinado.
Johana se queda con el recuerdo de verlo correr a todo pulmón por ese páramo detrás de la recua de mulas mientras lleva un cigarrillo en la boca. “Eso solo lo podía hacer Carlos Aldairo”, dice Johana.
Johana escribe en su cuenta de Facebook y clama solidaridad “Amigos, quienes conocieron a Cejas, saben que fue un hombre humilde y trabajador, hoy por ti mañana por mí, su familia necesita apoyo económico para cubrir los gastos funerarios y las exequias, estamos confirmando un grupo de apoyo para ayudar a gestionar este recurso que suma aproximadamente dos millones de pesos”.
Asesinaron a ‘Cejas’ y el páramo llora, los cóndores lloran.
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