Periodismo de análisis y opinión de Ibagué y el Tolima

Turismo

Falan: es el turismo

Falan: es el turismo

El sitio escogido para este recorrido fue ‘Ciudad Perdida’ en Falan.

Acompañados de un sol radiante, salimos de Ibagué a la 7 de la mañana del pasado 10 enero.  Llegamos a Falan a las 9 a.m. Después de tomar el cruce por San Felipe, donde, valga decir, hace falta un aviso que señale el camino que conduce a este municipio.

De San Felipe a Falan son 15 minutos por una carretera en buen estado, sin embargo hay tramos que requieren de mantenimiento urgente y así evitar que ocurra lo mismo con la vía Palobayo-Ambalema, que por negligencia, una vía que estaba pavimentada, la dejaron convertir en una trocha.

Ya en Falan, después de presenciar un atractivo paisaje con exuberante verde al lado y lado de la carretera y con una temperatura agradable, desayunamos en uno de los restaurantes ubicados en el pequeño parque de la población.

Como no había tiempo para perder y las expectativas estaban centradas en el destino principal, seguimos la orientación de lo que marcaba el GPS. La primera y necesaria aclaración: ‘Ciudad Perdida’ se encuentra en Falan, es decir, ni cerca ni lejos de Falan. Se encuentra ahí en las goteras del municipio.

Un parque temático

Encontramos una valla que informa la llegada a la reserva de ‘Ciudad Perdida’. Nos advierten que por encontrarse la vía en construcción, el carro debíamos dejarlo unas cuadras antes. En efecto, un muchacho nos recibe, se hace cargo del vehículo para cuidarlo. Caminamos 100 metros y llegamos. Nos recibe Carlos Martínez, quien sería nuestro guía en el recorrido por el parque. (Ciudad Perdida es todo un parque temático, alusivo al agua).  

El guía Carlos, explica las opciones que se ofrecen en el recorrido y el valor de la entrada. Por persona es de 13 mil pesos, si se escoge el combo con canopy incluido (en este momento el más largo del país, con un kilómetro de vuelo dividido en cuatro tirolesas y un puente tibetano), cuesta 50 mil pesos.

La otra opción es el torrentismo, que es escalar una cascada de 45 metros de altura, este combo tiene un valor de 40 mil pesos. El guía tiene un costo de 5 mil por persona. Adquirimos solo la manilla de entrada. Carlos nos recomendó que podríamos ordenar el almuerzo. Solicitamos cuatro almuerzos con un costo de 13 mil pesos cada uno. Nos explicaron que se trataba de un ‘chupado’ o ‘fiambre’, que  está envuelto en hojas de plátano y es reconocido en Falan como el plato típico de la región. Con esa explicación, quedamos con la expectativa del almuerzo.

Aventura apasionante

Carlos Martínez, nuestro guía, resultó una persona asequible, agradable pero lo más importante irradiaba amor por el oficio que desempeña. Nos dijo que el recorrido duraba cuatro horas, que podíamos tomarnos el tiempo que quisiéramos. “Aquí no es de afanes, aquí es para disfrutar esta maravilla”, nos dijo.

Desde el inicio, la caminata es mágica porque toda se hace bordeando la quebrada Morales. Sus aguas cristalinas, sus cascadas, el verde intenso de la naturaleza y con las historias que cuenta Carlos, el recorrido es acogedor. Es irresistible no ponerse la pantaloneta o el vestido de baño y adentrarse en cualquiera de las 7 piscinas naturales con sus respectivas cascadas.

Llegar al punto de ‘Ciudad Perdida’ es sentir que estamos ante un lugar que podría interpretarse como sagrado, porque seguramente el trabajo que allí se dio desde mediados del siglo XVII tuvo que haber sido despiadado con los esclavos que fueron sometidos para construir semejante obra de ingeniería. Pese a que se ha perdido mucho de todo lo que representó esa construcción, no deja de impresionar lo que allí aún existe (una lástima todo lo que se ha dejado perder).

Naturaleza viva

Carlos, en su narrativa unas veces coincidiendo fiel a la historia, otras no tanto, logra poner momentos de suspenso, y eso hace que nos mantengamos atentos a su repertorio histórico. Logra convertir la caminata en un apasionante recorrido de historia salpicada con mezcla de riqueza y violencia, y entonces ver esos árboles gigantes, milenarios, que pareciera llegan hasta el cielo, hace que brillen en la memoria los recuerdos intrépidos del poeta aventurero Arturo Cova y su amante Alicia en La Vorágine de José Eustasio Rivera.  

Impresionan los túneles, sobre todo aquellos que se deben atravesar, porque hacen sentir la aventura en toda su esencia. Esos túneles fueron trabajados en el siglo XVII, luego de la expulsión de los españoles, fueron los ingleses quienes continuaron la labor minera y a finales del siglo XIX, las minas fueron abandonadas. ‘Ciudad Perdida’ está considerada como patrimonio histórico y cultural de la Nación.

Es una ciudad perdida en medio de una naturaleza sobrecogedora donde es el agua la que domina el territorio, en una naturaleza viva y encantadora. Carlos menciona los nombres de los responsables de la Expedición Botánica, José Celestino Mutis y al Sabio Caldas, quienes según la historia también pasaron por este mágico sitio.

El ‘chupado’, exquisito manjar

Llegó la hora del regreso, de solo pensar que nos esperaba un ‘chupado’, un ‘fiambre’, la expectativa crecía. Empezamos a subir, pero era irresistible no volver a entrar a una de las piscinas naturales y nadar durante unos minutos.

Llegamos al punto de partida. Tiempo del recorrido: cuatro horas 15 minutos. De inmediato nos acomodamos en una de las espaciosas mesas, y oh sorpresa, aparece la señora con cuatro gigantes ‘chupados’, mejor cinco, porque nos contagió tanto Carlos por su entrega en el trabajo de guía que lo invitamos a que almorzara con nosotros. Y sí, la expectativa se cumplió. Exquisito manjar. (Qué tal Falan, haciendo el festival del ‘chupado’).

No queríamos irnos de Falan sin visitar el Mirador Cerro de San Juan, del que con tanto esmero nos había hablado el guía Carlos. Tenía razón, la vista espectacular, pero nos advirtió que de noche era mejor. Allí están por lo menos los vestigios de que hubo un alcalde que tuvo la visión de adecuar este mirador como sitio de obligada visita para los turistas. Hay que rescatarlo porque además de abandonado, el camino se lo devoró la maleza.

Ciudad Perdida: es un paraíso

Partimos de Falan rumbo a Mariquita para ir a la Casa de la Moneda, pues Carlos nos había dejado con la suspicacia de que uno de los túneles de ‘Ciudad Perdida’ llegaba hasta esa casa que en los tiempos de la Colonia española era dedicada a fundir el oro y la plata, que luego también por un túnel era llevado a Honda, para salir en barcos por el río Magdalena rumbo a España.

En el trayecto hicimos cuentas de cuánto habíamos invertido en dinero durante el tiempo que permanecimos en Falan. Entre la entrada a la reserva, el desayuno, el almuerzo, el pago del guía y del cuidandero del carro, el agua y la gaseosa se cancelaron 240 mil pesos. Esa es la oportunidad que tienen muchos municipios del Tolima si le apostaran al turismo.

Pensamos, cómo sería más llamativo Falan si hiciera un plan fachadas, para convertirse en un colorido pueblo que encajara preciso en ese atractivo nombre ‘Balcón del Tolima’. Falan tiene una rica historia para contar, tiene paisajes, tiene buena gastronomía con su plato típico de lujo, su gente es amable y cordial.  

Falan lo tiene todo para que desde el turismo, todos sus pobladores tengan bienestar y mejores oportunidades.

‘Ciudad Perdida’, lugar de obligada visita, gracias a la acertada labor que ha venido desarrollando la Fundación Ecoturística Santa Ana. Valioso aporte el que presta al municipio.

El Cronista.co, en un ejercicio periodístico acaba de hacer un recorrido por municipios de Antioquia, Santander, Boyacá y Quindío, para conocer lo que hacen estas regiones en materia de turismo. Cómo es que sus municipios a partir del turismo se volvieron territorios económicamente solventes. El Tolima está en mora de aprender de estos ejemplos.

Siguenos en WhatsApp

Artículos Relacionados