Bien decía David Losada, un exalcalde del sur del Tolima, curtido ya en elecciones, que lo mejor al terminar su mandato es no dejar en el cargo a alguien de su misma corriente o amigo. Porque antes de terminar el primer mes ya son enemigos. Ejemplos son muchos, el ex presidente Álvaro Uribe Vélez a Juan Manuel Santos.

En el Tolima son contadas las excepciones de ser escuderos hasta la muerte, como el caso de Jesús María Botero, quien encontró en Luis Hernando Rodríguez ese amigo incondicional que le tapo todas las 'las pilatunas'  de su administración.

Pero otro es el cantar en municipios como Natagaima, donde su actual mandatario Jesús Alberto Manios le debe su elección al anterior alcalde David Mauricio Andrade y al partido Liberal, ese que desconoció al igual que su grupo de líderes como concejales y hasta diputados, gracias a su asesor de cabecera que dicen en el pueblo es el que manda, Santiago Durán.

En Chaparral está pasando algo parecido. La pelea del actual alcalde Humberto Buenaventura y Hugo Arce está para alquilar balcones, todo de la administración pasada huele a feo.  Se le olvidó a Buenaventura que gracias a la gestión de Arce en donde se incluye la construcción del coliseo, la remodelación de la plaza principal, y la galería , por nombrar algunas obras de infraestructura, ayudaron a jalonar los votos de intención en su elección.

En Alvarado pasa algo similar, se desconoció el trabajo realizado por Yesid Fernando Torres, considerado como uno de los mejores alcaldes en el anterior periodo. Ahora Pablo Emilio López parece que tiene mala señal en su celular y preciso cuando tiene que hablar con quienes lo ayudaron a llegar se cae la llamada.

Se suma a esta situación la revocatoria de mandatos que se adelantan en fase exploratoria o de recolección de firmas en los municipios de Ibagué, donde se dice están detrás de esta tarea están los mismo que se robaron a Ibagué y que quieren regresar a sus antiguas andanzas; Ambalema, Guamo, Herveo, Icononzo, Planadas y Villarrica, engrosan este mosaico.