Esta historia me ocurrió en el año 2017. Pese a estar en una buena empresa de celulares, Claro, por los costos de la misma decidí cambiar de compañía. Una que me ofreció el doble de servicios que tenía por la mitad del precio. Ante dicha tentación, cambié de operador.

La fecha de corte era el 20 de cada mes. Así que se canceló el valor a Claro sin tener en cuenta fecha de inicio del período de facturación y de cierre. Con Avantel, la nueva empresa, se pagó por adelantado el mes y ahí empezó el calvario. La factura incluía 10 días del periodo de corte con Claro, es decir 10 días que se perdieron por desconocimiento mío.

De lo prometido, menos de la mitad era cierto. Pase de andar de un Mercedes Benz a un Simca, hablando de manera figurada. Mis compromisos me obligan recorrer municipios distantes de la geografía colombiana y en gran parte de ellos, la señal ofrecida es deficiente. Cuando hablé a la línea del servicio al cliente me informaron que el Iphone 5s era el problema. Tres meses de paridera, en especial cada vez que viajaba.

Ahora estoy con Movistar. Caí en cuenta del error cometido y del dinero que recogen estas multinacionales al hacer un proceso de portabilidad. Cuando me iba a cambiar, anoté mal el número del celular y toco esperar unos días. Pero en la factura de Avantel, la última espero, cobran 15 días que no usaré el servicio, y en la nueva empresa también. 30 mil en cada empresa, plata que perdí. Palabras más, palabras menos, en estos tres procesos le regale a estas multinacionales más de 100 mil pesos.

Mi queja será presentada esta semana ante la superintendencia del caso y el ministerio de las Tics, porque al sumar los colombianos que semana tras semana tomamos este tipo de decisiones, son muchos los millones que ganan por cuenta de la portabilidad. Sume de 20 y hasta 50 mil pesos en cada cambio y hablamos.