Esta es la oportunidad para la paridad.

Bueno sí, hay una redondilla muy famosa, nada romántica, que a manera de crítica escribió Sor Juana Inés de la Cruz, titulada ‘Hombres necios” donde expone temas de desigualdad e injusticia, de los cuales a través de la historia ha sido víctima la mujer.

Claro, el panorama cambia cuando se habla de mujeres. Sin importar si somos altas, bajas, gordas, flacas, negras, rubias o blancas, hemos inspirado a grandes compositores y poetas. 

Y entonces me dije: ¡Eso es tener poder!.  Y me pregunté: Si somos en gran magnitud inspiradoras ¿Hasta dónde llegaría el mundo al mando de las mujeres, o al menos con su alta participación en diferentes instancias?

Los resultados de esta lucha han sido lentos, pero vamos avanzando desde siempre y hemos conseguido espacios destacados en un mundo  dominado por ellos.  

Para poner solo unos ejemplos, ¿qué me dicen de Juana de Arco?, aquella joven campesina que comandó al ejército francés en el siglo XV, tomó decisiones muy acertadas para su país y logró expulsar a los ingleses. 

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O qué tal si recordamos a Kathryn Bigelow, la primera mujer en la historia que logró ganarse el Óscar a mejor director por su película Zona de Miedo, en 2009.

Y si hablamos de Colombia, Policarpa Salavarrieta, la heroína de la Independencia;   Maria Cano,  primera  líder política quien encabezó la lucha por los derechos de los asalariados o Esmeralda Arboleda, primera senadora de la Republica (1958-1961)… entre muchas otras.

No entiendo entonces por qué nos llamaron el sexo débil, si es desde nosotras desde donde con esfuerzo y dolor mana la vida; si somos capaces de tejer el amor con caricias; si proyectamos ternura y fortaleza. Somos quienes guiamos a los hijos y les enseñamos cómo hacer una oración,  somos quienes aconsejamos, prevenimos, amonestamos, preparamos, direccionamos, y hasta manejamos con mayor eficiencia las finanzas del hogar.

Con tanta virtud, con tal valor, empuje, eficiencia, aptitud y competencia, cómo no habría orden, decisión, disposición, honestidad, juicio y orientación allí desde esas instancias desde donde mis iguales dirigieran y administraran.

En el Día Internacional de la Democracia celebrado este domingo, ONU Mujeres presentó el informe “Colombia: La hora de la paridad” en la que evaluó al país en ocho dimensiones mediante el índice de paridad política (IPP).

La organización reveló que ha habido avances como leyes de igualdad,  sanciones contra la discriminación, participación activa en procesos electorales, y destacó la aparición de una mujer en la Vicepresidencia de la República.

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No obstante, también dijo que no hay adopción de medidas de cuotas de género por parte de las bancadas, existe baja presencia de mujeres en las directivas nacionales en la instancia ejecutiva, partidaria y nacional,  sólo hay 32 mujeres ocupando escaños de la Cámara de Representantes y solo se cuentan tres en la Corte Suprema de Justicia.

En cuanto a gobiernos locales, se dio a conocer que en el país hay 134 alcaldesas, mientras que los hombres en el mismo cargo son 965.

Actualmente en el Tolima 47 nombres de mujeres aparecen como candidatas a alcaldías: Lucero, Beatriz, Carolina, Judith,Yineth, Tatiana, Niyireth, Giovanna,  Diana,etc. que valientes se lanzaron al ruedo porque quieren dirigir el destino de sus pueblos, que en su mayoría han estado manejados por hombres y en general se encuentran en atraso.

Otro tanto de nombres femeninos están puestos a consideración para lograr espacios en Concejos municipales, Asamblea Departamental y a la Gobernación del Tolima. 

Comparto la opinión de Ana Güezmes, representante de ONU Mujeres, quien expresó que es necesaria la intervención de la mujer en política, como camino hacia la paz y el desarrollo, y que las elecciones son una oportunidad para mejorar la paridad.

Con esto no quiero decir que no haya valiosos hombres que deben seguir de la mano con ellas y lograr el avance de la sociedad.

Por algo cuando Dios hizo al hombre pensó que no era bueno que él estuviera solo, y le envió a la mujer como la ayuda idónea. Desde ahí el dicho: detrás de un gran hombre hay una gran mujer.