Por José Baruth Tafur G. - Abogado. Especialista- Maestrante

A un bagazo poco caso, dirían algunos ciudadanos que escucharon y presenciaron el pasado fin de semana las palabras de quien pretende hurtar los sueños de los ibaguereños y tolimenses.

Ese fulano pronunció palabras que dan muestra cómo desde su perspectiva, desde su mente y su intención ve nuestra ciudad, nuestro departamento, como si se tratara de un gallinero.

Es el mismo que nos trata de hurtar la dignidad y el sentido de justicia, pues con sus palabras desea hurtarnos nuestro orgullo de contar con  una ciudad tan maravillosa como Ibagué, una ciudad que a pesar de las adversidades se levanta día a día a luchar, que no importa si sus anhelos están en llamas, tengo la seguridad que de las cenizas todos ayudaremos a florecer esos sueños, así como los ocobos florecen y engalanan a esta gran capital.

Ibaguereños y tolimenses, somos parte de la libertad, por nuestra sangre corre, amor, justicia por este país y departamento de grandes presidentes, empresarios, artistas; Una ciudad musical que acogió con amor siendo solo niño al hoy mejor jugador de Latinoamérica, ese que dejó sin respiro al mundo en el Mundial de Brasil y que deslumbró en la Copa América.

Equivocado quien piensa que nuestro departamento, que nuestra ciudad es un gallinero, no señor, Ibagué y el Tolima son la casa de nuestros sueños, donde la mayoría de quienes habitamos su territorio  día a día luchamos por salir adelante, para que ahora aparezca alguien que desea seguir hurtando esos anhelos de gozo, ese mismo que trato de quitarnos el sentimiento de justicia cuando hizo vibrar de escándalos nuestra ciudad, el mismo que se excusa en otros para argumentar los errores de la falta de planeación de obras, proyectos como el de un puente que 60 veces le dice no a los comerciantes.

Hoy es un llamado a los ibaguereños, a los tolimenses a que luchemos por nuestra ciudad, por nuestro departamento, por las personas que amamos y decirles a los injustos que Ibagué se respeta, Ibagué no es un gallinero y dejarles en claro a aquellos que, con trampa e injusticia, con sonrisa en rostro que recurren al nombre de Dios para justificar prácticas criminales, que existe un pueblo que los está observando y que no bajaremos la guardia.