Edificante, desde lo periodístico, el trabajo que realizó en días recientes este portal, El Cronista.co, en el que con acierto expuso la participación entusiasta de los jóvenes en el actual proceso político electoral.

Y el fenómeno no es solo en Ibagué, se está dando en todos los municipios del Tolima y desde luego es una ola en crecimiento en todo el país.

Por fortuna, fueron pocas las voces que se mostraron reacias a abrazar la presencia esperanzadora de una nueva generación que irrumpe con carácter y arrojo para oxigenar la política regional. Esa marginal displicencia y mezquindad se hizo notar de manera irreflexiva, en una crítica virulenta contra ese puñado de jóvenes. Lo insólito de la reprimenda es que la hacían porque eran jóvenes. Ese fue el único argumento.  

Ciertamente, quien esto escribe, no había presenciado en el Tolima durante las últimas dos décadas, un interés impetuoso de los jóvenes por ser protagonistas de la política partidista. Jóvenes, la mayoría, dispuestos a proponer y romper cadenas ya oxidadas por la politiquería, la mediocridad y el clientelismo. Decía el informe de El Cronista.co que de los 361 candidatos al Concejo de Ibagué en la actual campaña electoral, 58 de ellos son menores de 30 años.

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Por supuesto que el solo hecho de ser jóvenes no garantiza renovación. La renovación se conjuga en abolir las obsoletas prácticas que envilecieron la política. Hay que decirlo con certeza, la presencia de caras nuevas en la política siempre va a ser un aliciente, sobre todo cuando, en el caso de Ibagué y el Tolima, existe un cansancio que raya en la desesperanza al ver que se mantienen aún los mismos nombres de hace 30 y 40 años.  Lo peor es que se resisten a desaparecer.

Estos jóvenes, en su primer paso por la compleja vida política, pretenden remover los cimientos de una de las corporaciones públicas más desprestigiadas que hay hoy en el departamento: el Concejo Municipal de Ibagué.

Dar ese paso para convertirse en concejales de la ciudad, sin duda, representa un reto de marca mayor porque se trata ni más ni menos de una apuesta ambiciosa, no hay mejor manera de hacerlo. Es cambiarle, para bien, la cara del Concejo de Ibagué, y de contera inyectarle una nueva dinámica a la política en el Tolima. No sería acaso una buena nueva que estos muchachos sean los que reemplacen concejales que se eternizaron en esa corporación. No es justo para la ciudad que tenga que seguir padeciendo personas que se les volvió su único proyecto de vida ser concejales eternos  sin haber hecho ningún aporte valioso.
 
Adenda 1
La esperanza es que en estos jóvenes se encuentren los que van a redimir la política regional.
Adenda 2
Rogar para que no terminen en lo que en el pasado terminaron muchos jóvenes valiosos: cargándole la maleta a unos politiqueros mediocres.