Según las críticas y ampollas que ha levantado la Vicepresidenta de Colombia  Martha Lucía Ramírez, por sus afirmaciones en la Cumbre Ministerial de la OCDE sobre informalidad e inclusión social, en tiempos de COVID-19, no solamente están salidas de foco, sino que son claramente discriminatorias y con tinte clasista hasta la médula. 

Eso de afirmar que a los trabajadores informales los sorprendió la pandemia fue por no contar con ahorros, es un mensaje que indica a las claras que los únicos que se salvarán serán los ricos; pero además, es un lenguaje excluyente, de supremacía de clase y total neoliberalismo salvaje. 

Las palabras pronunciadas por la Vicepresidenta  en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un organismo multilateral integrado por 38 países, donde el más débil y subdesarrollado es Colombia, concuerdan con las políticas que allí se trazan en contra de los sectores trabajadores y clases populares, donde figuran el aumento en la edad de pensión, la ampliación de la jornada laboral de más de 8 horas, los contratos de trabajo por horas, pérdida de festivos y dominicales,  y recorte de horas extras, entre otros. 

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Este pronunciamiento repudiable de la señora Martha Lucía Ramírez, además trae otros graves anuncios que perjudicarán única y exclusivamente a los sectores populares como  los cinco millones de desempleados que se registrarán en el 2020; el gobierno de Duque, en lo que le resta de su periodo, la economía no va a mejorar y que por más medidas que se tomen, la vida de los colombianos más vulnerables seguirá igual. 

Otra de las inconsistencias planteadas por la Vicepresidenta Ramírez, es que según ella, el gobierno está convencido que está entregando una renta básica a los sectores vulnerables al indicar que, “El ingreso solidario, es una renta básica para las familias”, cuando en realidad la renta básica se tasa en un salario mínimo aproximadamente y el auxilio que está entregando el gobierno es de 160 mil pesos mensuales. 
 
Y ante el desbarajuste social y económico que se avecina, la Vicepresidenta avizoró que la presión social podría traer una desestabilización de la democracia colombiana, obviamente debido a las protestas que se avecinan por la pobreza y corrupción. 

A la alta funcionaria del gobierno de Duque, también se le ha cuestionado en las redes sociales, que además de no ofrecer nada para calmar el hambre de diversos sectores sociales colombianos, ha guardado silencio total frente a la 'ñeñepolitica' y los actos de corrupción del gobierno donde a nombre del Covid-19, se han perdido multimillonarios recursos que pagan los contribuyentes.