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¿Qué pasó con la malla vial de Ibagué?

¿Qué pasó con la malla vial de Ibagué?

Ante este desolador panorama, el gremio transportador del servicio público ha anunciado una protesta. Y cómo decirles que no protesten, cuando son los más perjudicados.

Ibagué, que debería estar en la búsqueda de soluciones a problemáticas más apremiantes como el desempleo o el agua, se ve obligada a estar inmersa en cómo salir del atolladero por cuenta de haberse quedado, literalmente y de manera vergonzosa, sin calles y avenidas aptas para transitar.

Por lo menos el 90 por ciento de la malla vial de Ibagué hoy está totalmente destruida. Nunca durante los últimos 30 años el nivel de deterioro había llegado a tal extremo. En la actualidad, ni las principales avenidas se salvan del desastre. Ante ese desolador panorama, es comprensible el inconformismo ciudadano.

En principio, vale anotar que toda la responsabilidad no recae en la actual administración municipal, en cabeza de la alcaldesa Johana Aranda. Esto es un acumulado de años; solo que en la administración anterior, alcaldía de Andrés Hurtado, el descuido y la mala calidad de los tramos que se recuperaron profundizaron el deterioro que hoy es evidente en toda la ciudad.

Ciertamente, la alcaldesa Aranda debe hacerle frente a esta preocupante realidad que en este instante dejó de ser un mal menor para convertirse en un dolor de cabeza que, como están las cosas, se salió de madre.

Antes eran algunas calles, algunos barrios; las avenidas tenían pocos huecos. Hoy, la malla vial es un infortunio para los ibaguereños. Avenidas completamente dañadas, barrios en los cuales transitar es una odisea, la movilidad paralizada, los accidentes de tránsito en ascenso.

Ante este desolador panorama, el gremio transportador del servicio público ha anunciado una protesta. Y cómo decirles que no protesten, cuando son los más perjudicados debido a los aumentos en los costos de mantenimiento de los vehículos, por ejemplo, sin hablar de las afectaciones a la calidad de vida de los ciudadanos.

En reciente oportunidad, desde esta tribuna de El Cronista.co ya lo habíamos advertido y hoy lo reiteramos: mientras no se ponga en práctica un programa de mantenimiento vial y haya exigencia en la calidad tanto de los materiales utilizados como en las obras, jamás Ibagué va a encontrar solución definitiva a esta situación que se volvió recurrente.

Mientras la mayoría de ciudades capitales intermedias hace rato resolvieron el problema de la malla vial, en Ibagué la solución definitiva a esa engorrosa problemática está lejos de alcanzarse. La alcaldesa Aranda estuvo en Manizales; debió indagar qué hicieron allá para lograr que toda la malla vial luzca en inmejorable estado.

Un dato adicional sobre el que también hemos insistido: si se suma la inversión de los últimos seis alcaldes (24 años) en el arreglo de la malla vial, la cifra podría estar entre 600 y 700 mil millones de pesos. Entonces, vale la pregunta: ¿por qué entonces hoy todas las calles y avenidas de Ibagué se encuentran intransitables? Es que ni siquiera los principales corredores viales están en buen estado. Un ejemplo es la avenida Pedro Tafur: mantenimiento cero.

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