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Preocupación por la acelerada expansión de la invasión Villa Resistencia

Suministradas. De la expansión de Villa Resistencia en la comuna Ocho de Ibagué.
Las balaceras, las peleas, la música a muy alto volumen, las quemas controladas y el depósito ilegal de residuos se convirtió en el pan de cada día para los vecinos que habitan los sectores aledaños al principal asentamiento de Ibagué, denominado Villa Resistencia. Se trata de una problemática social sin una pronta solución a la vista.
Por el contrario, los residentes de la comuna Ocho sostienen que en el transcurso del primer semestre de este año 2025 se aceleró vertiginosamente la expansión del asentamiento ubicado entre la zona de La Samaria y el barrio Ciudadela Simón Bolívar. Según las denuncias que recibió El Cronista.co, se incrementó la construcción de ranchos o viviendas improvisadas en los lotes que en teoría son baldíos de la Alcaldía de Ibagué o también en predios privados.
Residentes y propietarios del conjunto residencial Mandala registraron con sus teléfonos celulares las obras para construir nuevas viviendas ilegales en los lotes que bordean la quebrada Agua Sucia. Las imágenes muestran cómo con madera, tejas de zinc y cauchos levantan ranchos o ‘cambuches’, sin ningún control de las autoridades.
“Hace siete meses que nos entregaron el apartamento, Villa Resistencia estaba mucho más alejada del conjunto, pero durante los últimos seis meses han construido más casas informales, y han estado sistemáticamente quemando el bosque, bajando el pasto, y generalmente preparando ese terreno para construir más. Hemos presenciado la destrucción del bosque, con mucho humo y ruido alrededor de esto”, contó uno de los habitantes de Mandala, a quien en este informe llamaremos Darwin por motivos de seguridad.
De acuerdo con Darwin, una problemática social como la de Villa Resistencia, que antes la veían a lo lejos, aproximadamente a medio kilómetro, ahora la tienen casi a las puertas de Mandala.
“El problema de la inseguridad y la destrucción del medio ambiente ya ha llegado al pie de Mandala. Esa es nuestra preocupación y frustración. Se han vuelto cotidianos los disparos, los robos, el botadero ilegal de basura. Nos sentimos muy decepcionados por nuestra inversión, ya que pensamos que iba a ser un sector tranquilo, pero son como dos mundos: a pocos metros de donde vivimos hay peleas, balaceras, robos, mucho ruido, botan escombros. Es asfixiante, nada agradable”, detalló Darwin.
Parte de la problemática tiene que ver con el lote contiguo a Mandala, en el que funcionaba un gigantesco vertedero de basura al cielo abierto, hasta que el pasado mes de marzo El Cronista.co reveló lo que ocurría allí. Tras la denuncia, cesaron de arrojar basura en este lote, pero a sus costados, en dirección a la Ciudadela Simón Bolívar continuó la expansión de Villa Resistencia.
“La Policía la mayoría de las veces nos dicen que no puede entrar en Villa Resistencia porque es muy peligroso incluso para ellos. O también responden que pueden ir, tomar fotos, pero no pueden hacer nada, porque es competencia de la Alcaldía. Obviamente entiendo a los dos agentes que envían, pero el problema es administrativo, por no coordinar la intervención con más policías”, manifestó Darwin.
Luis es otro de los habitantes de Mandala, quien también advirtió que despejaron una zona casi tan grande como una cancha de fútbol, donde al parecer pretenden construir más viviendas improvisadas. “Para ellos la Policía o las autoridades son como un chiste. Nos sentimos muy frustrados, porque los de Villa Resistencia siguen construyendo día y noche. Estamos solos en esto”, puntualizó.
Para Luis, se convirtió en un acto de riesgo el mero hecho de asomarse a su balcón. Sostiene que un hombre, quien reside en el lote contiguo a Mandala, lanza improperios y amenazas en contra de los residentes por las denuncias que hacen públicas.
“Algo muy grave y que me parece exagerado, es no poder asomarme al balcón de mi apartamento por el temor a ser identificado por el personaje que vive en la única casa construida de cemento en la invasión y que está ubicada estratégicamente, vigilando la entrada de la parte posterior de Villa Resistencia”, acotó Luis.
La invasión inició en el año 2021, en medio del estallido social. Algunas familias aprovecharon el caos social del momento para apropiarse de algunos lotes baldíos del Municipio y otros “tierreros” para invadir lotes privados. Desde esa época, el entonces alcalde Andrés Hurtado, y después la alcaldesa Johana Aranda, han prometido una solución definitiva, que incluiría el desalojo de unas 400 familias, ya que solo 128 tendrían derecho a ser reubicadas.
Sin embargo, ninguna promesa ha sido cumplida, mientras Villa Resistencia se convierte en una bomba social a punto de explotar en una zona neurálgica de la ciudad. “En mi vida cotidiana el hecho de tener la invasión de Villa Resistencia tan cercana se ha convertido en un constante temor por las balas perdidas, el ruido exagerado que causan los parlantes con música todo el tiempo y la mayoría de las veces sin descanso a full volumen día y noche, los gritos, las peleas, el no poder pasear a mis mascotas en las inmediaciones de mi vivienda por el constante temor que produce la ocurrencia de delitos provenientes de allí”, aseguró Luis.
Mientras llegan las soluciones de fondo, los habitantes de Mandala piden una mayor presencia de la Policía, ojalá con una CAI permanente en la zona; la intervención de la Corporación Autónoma Regional del Tolima (Cortolima) para impedir las afectaciones al medio ambiente; y el acompañamiento del Ministerio Público en el proceso.
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