Por Ginna Ximena Valencia Lozano
*Abogada de la Universidad del Tolima. Especialista en Derecho Procesal, Probatorio y Oralidad de la Universidad Libre.

Nací en Ibagué, esa ciudad que a veces se siente olvidada por el centro, pero que tiene una fuerza silenciosa que empuja a sus hijos a soñar en grande. Aquí, entre calles empedradas y una vida donde nada se regala, aprendí que el esfuerzo vale más que cualquier atajo. Por eso decidí estudiar Derecho en la Universidad del Tolima, una institución que a pesar de las limitaciones forma profesionales con carácter, con los pies en la tierra y la mente despierta.

No fue fácil. Estudiar y trabajar al tiempo, mantener la motivación mientras el sistema parece diseñado para que uno se rinda. Pero terminé mi carrera. Y luego seguí, porque el Derecho no se detiene y la vida tampoco. La Especialización en Derecho Procesal, Probatorio y Oralidad en la Universidad Libre fue el siguiente paso. Allí entendí que la técnica sin ética es peligrosa, y que ser abogada hoy no es solo conocer leyes, sino entender cómo se mueve el mundo.

• Tambien Puede Leer: Del sur del Tolima al centro del mundo: la historia de Andrés Navarro

Sin embargo, había algo que me inquietaba. Cada vez veía más colegas en las salas de audiencia, pero no necesariamente mejor preparación. Descubrí una cifra que me dejó helada: en Colombia hay 779 abogados por cada 100.000 habitantes. ¿Qué significa eso? Que cada vez hay más abogados, sí, pero no necesariamente más justicia. La carrera de Derecho pasó de ser una de las más respetadas a una más del montón. La formación de calidad se ha vuelto privilegio, no regla.

Esa fue una de las razones por las que me atreví a dar un salto. Hoy, desde la Universitat de Girona en Europa, curso una maestría en razonamiento probatorio. Ver cómo se enseña el Derecho en otros contextos ha sido revelador. Aquí el análisis probatorio no es un tema secundario, es el eje. Aquí se piensa el Derecho, no solo se repite.

• Otras Textos de la Columnista: El proceso ejecutivo: ¿Herramienta jurídica o ficción legal?

Pero esta no es una historia de fuga. Al contrario. Es una pausa para volver con más fuerza. Porque si algo tengo claro es que mi compromiso está con Ibagué, con mi ciudad, con mi gente. Actualmente tengo el privilegio de dirigir el área legal del Grupo Empresarial MARCAL, una empresa tolimense que ha confiado en mí para orientar sus decisiones jurídicas. Desde allí, quiero empezar a sembrar. Pero no me detengo ahí. Quiero aportar también en la academia, compartir lo aprendido, formar mejores abogados. Y sí, también quiero entrar al terreno político, porque desde allí se pueden transformar estructuras que por décadas han estado al servicio de unos pocos.

Desde Ibagué para Europa, y de Europa para Ibagué. Esta es una historia que no se queda en las fronteras. Es una historia que sigue. Porque la justicia y la de verdad se construye desde donde uno decide quedarse a luchar.