Columnistas
No me quiero acostumbrar a vivir con miedo
Por Alba Lucía García
*Abogada Universidad Externado de Colombia. Dra en Estudios Avanzados en Derechos Humanos y líder en desarrollo regional.
Lo que pasó esta semana en Colombia debe estremecernos. No es un hecho aislado, es la evidencia de lo que ocurre cuando la seguridad se nos escapa de las manos; cuando hay inseguridad dejamos de movernos con tranquilidad, las oportunidades se frenan y la inversión huye. Y aparece el riesgo de acostumbrarnos al miedo como si fuera parte de la rutina.
La seguridad no es lo único que necesitamos, pero sí es la variable que más impacta el día a día. Si el campesino no puede llevar sus productos a la plaza, si el empresario duda en abrir una fábrica por miedo, si las familias sienten temor de salir a la calle, entonces no hablamos de desarrollo, hablamos de retroceso.
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Nuestros congresistas deben levantar la mano y exigir políticas serias de seguridad. Necesitamos presencia real del Estado, justicia que funcione y programas que prevengan el delito antes de que estalle. Como sociedad, estamos llamados a evolucionar, no a involucionar. Ver explosiones, ataques, acciones terroristas en los medios no puede volverse rutina.
Siento como si estuviéramos de nuevo en los tiempos en los que nos recomendaban no viajar por tierra, en los que en el mundo nos etiquetaban como un país peligroso, en los que las acciones terroristas eran pan de cada día. Ese pasado que nos costó superar, hoy está golpeando la puerta.
El Tolima merece más que discursos vacíos. Merece un presente en el que la seguridad no sea un favor del Estado, sino un derecho incuestionable. La seguridad no son solo estadísticas: es la posibilidad de vivir sin miedo, de caminar tranquilos, de soñar en grande. Si no la defendemos hoy con firmeza, estaremos condenando al Tolima y a Colombia a un mañana de miedo y silencio. Y eso, simplemente, no lo podemos permitir.
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