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Esperanza en la comarca

Esperanza en la comarca

Por José Darío Prieto Sierra
*Ingeniero ambiental


Desde que este espacio periodístico me dio la oportunidad de extender ideas ambientales a nuestros apreciados lectores a través de esta columna, me he abstenido de emitir ideas de carácter proselitista o partidista.

Por el contrario, he privilegiado escribir líneas sobre temas socio-ambientales que afectan a nuestro departamento y especialmente al sur del territorio tolimense. Pero hay momentos en el discurrir del ejercicio personal y profesional que nos convocan a manifestar sentimientos sobre procesos políticos que inciden en el entorno al cual pertenecemos.

Tal es el caso de la reciente victoria electoral generada por una sencilla coincidencia programática en el municipio de Coyaima en torno a movilizar positivamente a partidos políticos; esfuerzos sociales y étnicos como el Movimiento Alternativo Indígena y Social-MAIS, el Pacto Histórico, el Partido Liberal y una base conformada por varias representaciones de tinte independiente que se encontraban saturadas de viejas prácticas administrativas y políticas en la región.

Todo lo anterior, para significar la importancia de concitar deseos y expectativas por el mejoramiento de la municipalidad que en el otro era gobernada por arrogancias y “malas formas administrativas”, pues en desarrollo de los comicios, los paisanos testimoniamos una pasividad institucional y funcional preocupante para garantizar la transparencia y adecuado desarrollo de las elecciones llevadas a cabo el pasado  domingo 18 de mayo, pues ocurrió que la guardia indígena conformada por representantes de varias organizaciones de nuestra región, fueron los que impusieron presencia y autoridad para que se respetaran los resultados tal como aconteció.   

Debo reseñar como ciudadano que el papel del Ministerio Público, la Fiscalía General de la Nación y en especial de los representantes de la Gobernación del Tolima, solo asistieron al municipio a tomar “tinto y a tomarse fotos”, mirando para otro lado y no evidenciar los comportamientos reprochables de varios actores que ejecutaron acciones “non sanctas” en la etapa pre y el día electoral.

En este caso debo reconocer públicamente el rol de la Guardia Indígena del Tolima que configuró con sus actuaciones e intervenciones preventivas, el verdadero desempeño para consolidar valores ciudadanos y de convivencia pacífica en nuestra comarca, lo cual, nos deja un sabor de compromiso y ejemplo para aquellas instituciones que simplemente “dejaron pasar y dejaron hacer” solo para mantener la situación que convenía a un sector que no permitía desarrollar procesos colectivos en bien de la comunidad.  Para la Guardia indígena del Tolima mi aplauso sincero.

Finalmente, y producto del cambio de posta que lideró el alcalde Luis Orlando Ortiuz Caicedo, recientemente posesionado, solo queda desearle el mejor de los éxitos en la importante labor y que sus actuaciones en lo que resta de período enaltezca honrosamente aquellos esfuerzos de quienes le acompañaron en esta gesta embargados por la esperanza y la aspiración de recuperar los ideales de aquellos líderes y lideresas que apegados a la memoria ancestral del pueblo pijao, lucharon para mejorar las condiciones de vida del querido municipio del Cacique Coy.  ¡Buen viento y buena mar al Alcalde de la unión y la esperanza!                   

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