Columnistas
Dejando la confusión para que vuelva la revolución
Por Fernando Moreno
*Administrador de Empresas de la UT
Veedor ciudadano
El pueblo del Tolima tuvo la oportunidad de escuchar un discurso donde el presidente Gustavo Petro narró la memoria crítica de esa historia política escrita desde el Tolima por aquellos presidentes progresistas que llevaron a cabo las reformas agrarias de la época y las revoluciones que tuvieron su epicentro en Chicoral y la Hacienda Pajonales, cuando se trató de solucionar el conflicto entre los tenedores de la tierra y los trabajadores del campo.
Un asunto que hace referencia en los libros de Orlando Fas Borda y la cuestión agraria en Colombia, destacando la esencia liberal que trajo las reformas por intermedio del movimiento campesino. Pero el problema es que las nuevas generaciones no conocen esa historia porque como dijo Óscar Barreto "eso para qué" y en consecuencia las nuevas generaciones no tienen esos patrones de la historia porque fueron arrebatados de la cátedra en los colegios públicos y porque el modelo neoliberal de los últimos 20 años está dejando sin estudiantes a los colegios de los municipios donde tradicionalmente había 600 estudiantes, muchos de ellos escasamente tienen 200 y con el riesgo de ser cerrados en un futuro no muy lejano; ese es el caso de Líbano y su colegio insignia de la calidad en la educación para el segundo quinquenio de la última centuria, el Instituto Isidro Parra.
Los que vivimos esa época de crisis financiera y del agro que desencadenó la importación de alimentos y materias primas, dejó un cambio en la vida de los agricultores porque se tuvieron que ir a la ciudad y por ello la migración de la época es consecuencia en la disminución de estudiantes para el presente que vivimos, en un departamento que dejó de producir algodón, sorgo, desaparecieron las desmotadoras, el cultivo de café lo acabó la broca, la gente se fue a la ciudad y el campo quedó sin gente; solo los viejos decidieron quedarse allí hasta sus últimos días de existencia.
Hoy aparece una nueva oportunidad que plantea el presidente Petro en organizarnos para superar la crisis integral de los sectores que para el caso de Líbano afectado por la crisis de los servicios públicos, ecológica por la explotación minera que viene dejando sin agua a un sector que comprende desde El Sirpe hasta El Convenio, los tribunales de justicia que no condenan al ladrón de El Tayrona como alcalde de la época donde se perpetró el robo, donde el desorden territorial es la base del nuevo negocio urbanizador en terrenos que se encuentran por fuera del perímetro hidrosanitario, donde se canalizan aguas sin los permisos de Cortolima, donde se hacen placa huellas y sus presidentes de juntas se engañan al reclamar como un acto de gestión, bien sea del partido conservador o desde la alcaldía, cuando en realidad los recursos fueron transferidos por la nación desde el gobierno progresista.
La maquinaria amarilla ahora es un instrumento electorero para chantajear al campesino quien de manera ingenua termina entregando su voto por gratitud a los bandidos que hoy administran esa maquinaria en poder de los godos. El presente plantea la manera de organizarnos, tomando como base la razón, la verdad y el diálogo para llegar al poder y así crear las nuevas formas de organizar la economía del departamento (el capital y el trabajo, las finanzas, en el entorno de la crisis ecológica que hoy vivimos), para superar la corrupción y la codicia de Barreto, el senador más rico de Colombia al que la justicia no le llega para juzgarlo por sus delitos del pasado.
Por tanto lío que hoy tiene el departamento, pareciera que no hubiera una alternativa aprobada pero la llegada de Guillermo Alfonso Jaramillo, días antes del discurso del Presidente en el parque Murillo Toro de Ibagué, dejó ver que los sectores empresariales, sindicatos, estudiantes, maestros y los diferentes gremios activos en la economía del departamento, quieren superar la crisis que deja en los tiempos de hoy Óscar Barreto, para que esa alternativa dialogada y pensada pueda dejar esa posibilidad de crear una revolución en el horizonte del Tolima. Un hombre que hace del relato coherente y sencillo, haga evidente la necesidad de cambiar el futuro del departamento a través de un discurso que genere nuevamente la emoción política alternativa que pide a gritos porque no habrá freno para la llegada de un verdadero cambio en los destinos del Tolima.
Ojalá los sectores de izquierda y alternativos comprendan esta reflexión que hago porque quizás son o somos víctimas del sectarismo al interior de quienes hoy deben construir la deliberación en el cómo y con qué se van a hacer no solo las reformas en los territorios, cómo se va a construir la nueva agenda política en los municipios del norte, donde en ninguno hay si quiera un concejal que pueda dar un debate político sobre el manejo del norte, porque quizás esa izquierda pueda llegar a ser sensata pero sin el apoyo real de los electores.
De seguir nadando en el sectarismo interno prolongaremos el discurso de los ‘godos’ que se basa en menos realidades y más promesas. De ahí que en el Líbano no se ve si quiera un ladrillo pegado por la gestión de las dos vertientes conservadoras que se han disputado la alcaldía en la última elección.
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