Periodismo de análisis y opinión de Ibagué y el Tolima

Columnistas

De los Hurtado a los hurtados: el cinismo, piedras lanzadas desde un discurso barato

De los Hurtado a los hurtados: el cinismo, piedras lanzadas desde un discurso barato

Por José Baruth Tafur G.

Abogado

Especialista en Marketing Político y Estrategias de Campaña

Maestrante Comunicación Política


Vaya que es un acto de malabarismo —y no de los buenos— escuchar a la hermana de quien se hurtó los sueños del puente de la 60, el ahora puente fantasma, ¿un poco cínicos la familia Hurtado, no?. Acusar a los congresistas del Tolima de que “la gestión les quedó grande” Cuando su hermano se burló en la cara de los ibaguereños dejando tan grandes elefantes blancos.

Porque si vamos a hablar de gestiones incompletas, de compromisos no cumplidos, de discursos rimbombantes que se desinflan con la misma rapidez con que se elevan, no estaría de más mirar el teléfono… quizá la llama esté desde adentro.

Andrés Hurtado, su hermano, me permito recordarle dra Hurtado que la imagen de su hermano aparece en varias portadas por investigaciones, señalamientos de tráfico de influencias, presunto enriquecimiento ilícito, peculado por uso fiesta del estadio, piques ilegales, etcétera.

Entonces, uno se pregunta: ¿Desde qué pedestal de rectitud se arroja la piedra? Porque acusar a unos congresistas de no dar la talla mientras tu propio nombre familiar está manchado con sospechas de corrupción no es oposición política, es una obra de teatro inverosímil. Y más aún, cuando la audiencia ya ha visto los escándalos: presunta mediación de favores judiciales, dinero que va y viene… todo lo que uno esperaría de algo que “le quedó grande”. Pero aparentemente, “quedarse grande” es exclusivo de los adversarios.

Dra hermana de Hurtado, ¿sumercé no tiene escándalos en Lérida? ¡Pregunto!, señora Hurtado: si vas a jugar al fiscal moral, asegúrate primero de que en tu casa no estén las luces apagadas. Porque es mucho más fácil acusar que limpiar; señalar que responder; denunciar que someterse al escrutinio. Y cuando ese escrutinio descubre que el hermano de la acusadora tiene investigaciones abiertas por varios presuntos pecadillos.

Las declaraciones de la hermana de Hurtado, por más sabrosas que sean para el morbo local, huelen a discurso barato, a cucurrucucú político que no sube, que no pesa. Y cuando se tiene la oportunidad de hacer algo, de aportar, de ser ejemplo, mejor callar o asumir, antes que lanzar piedras desde un vidrio, antes que acusar desde un pedestal tan resbaladizo.

En resumen: el espejo en el que la hermana de quien nos hurtó los sueños como el puente de la 60 y su entorno, debería mirarse mucho más de cerca. Porque cuando acusan de altura quienes tropiezan con sus propias contradicciones, lo que queda no es la verdad clara, sino la obscuridad de una mentira convenientemente convenientísima.

Siguenos en WhatsApp

Artículos Relacionados