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Incertidumbre lechera
Por Carlos Alberto Estefan Upegui
*Exgobernador del Tolima
Hoy día, en medio de una de las mayores tensiones políticas y comerciales entre Colombia y Estados Unidos con la llegada de Donald Trump y su agresividad casi que demencial expuesta a través de nuevos aranceles para la mayoría de países y sus respectivas consecuencias sobre los acuerdos comerciales existentes.
Se han ahondado aún más las profundas desventajas para los productores de nuestro país, lo cual sumado a los bajos precios del dólar que incentivan las importaciones y le facilitan a la industria reemplazar producción nacional por la de otros países.
Así las cosas, uno de los renglones mayormente afectados es la leche, pues además de la sobre oferta en épocas de invierno sin tener la capacidad suficiente para pulverizarla y guardarla, vendrán masivas importaciones de leche en polvo de los Estados Unidos al finalizar el contingente arancelario en 2026 cuando no habrá restricciones para importarla, en detrimento de las compras nacionales; todo ello aprobado cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos el 22 de noviembre de 2006 siendo presidente Álvaro Uribe Vélez.
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El Presidente Petro a su llegada propuso renegociarlo, lo cual no se hizo por temor al impacto que dicha renegociación tuviese sobre otros sectores de la economía. Entonces, los ganaderos productores de leche tendrán que pagar los platos rotos e ideárselas para poder competir, mientras la industria láctea estará feliz importando leche en polvo barata.
Por supuesto, que ello exige una mayor eficiencia de parte de los ganaderos colombianos para poder competir como lo anota Fedegan a través de su boletín oficial «Contexto Ganadero». Pero igualmente, es indispensable una unión gremial más fuerte y representativa, dinámica y audaz, con el agregado de un mejor manejo empresarial en las fincas.
Actividades estás que se plantearon cuando se aprobó el CONPES LACTEO en el 2010, específicamente los documentos CONPES 3675 y 3676, para implementarse durante los 8 años siguientes y coadyuvar en el incremento en la productividad, mejorar la calidad de la leche y en la formación de clústeres lácteos, etc. De lo anterior se logró mucho, pero no lo suficiente para alcanzar a prepararnos antes de la entrada en vigencia de la apertura total en 2026, a pesar de haber recibido importantes recursos.
Lo cierto es que cargar a cuestas con esta situación, es algo que el ganadero no puede hacer solo y requiere ahora mucho más del apoyo del gobierno, con mayor razón tratándose del principal alimento de la nutrición infantil de los colombianos y la necesidad de mantener la seguridad alimentaria en este renglón. Razón por la cual, se requiere con urgencia una convocatoria de alto nivel para rodear a los productores de leche de las condiciones y el acompañamiento requerido, de lo contrario, más temprano que tarde estaremos asistiendo lamentablemente a su gradual desaparición, afectándose cerca de 500 mil familias dedicas a producir leche, la gran mayoría medianos y pequeños ganaderos.
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