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La poesía de Camacho Ramírez
"La fe poética es una voluntaria
suspensión de la incredulidad".
Coleridge
Bien pudiera afirmarse, sin exageración, que ARTURO CAMACHO RAMIREZ es una especie de pionero del movimiento "Piedra y Cielo". Cuando en 1935 aparece "Espejo de Naufragios", su insuperable obra inaugura los acentos nuevos en el idioma, la renovación esencial de la poesía que buscaba desafiar al consolidado grupo de "Los Nuevos", como generación poética, ya se vislumbra, se anuncia, se identifica en la creación lúcida, sonora, auténtica, libre de CAMACHO RAMIREZ, en la que logró magistralmente Io que Charry Lara llamó "la combinación de Ioluminoso y lo sombrío".
Desde los inicios su poesía muestra una independencia de las escuelas, más no de las influencias, que soninevitables en la creación de cualquier poeta. La rondan las devociones, casi absorbentes por Baudelaire, por Neruda, por Lorca, en sus versos de profundo lirismo, en esa "poesía viril, carnal, saturada de acres aromas, a veces de bajos fondos también expresada de manera muy vivida, sobre todo en el tema erótico, con hondas manifestaciones del subconsciente ".
CAMACHO RAMIREZ escribe con una poderosa expresión de lodos sus sentidos. La suya es una poesía "del hombre entero", como la de Gaitán Durán. Su creación tiene la fuerza del espectáculo primaveral de las pasiones del hombre, llegando a la palabra como expresión frontal. Todo el amorvoluptuoso, sensual y demasiado humano está en sus obras. Es una constante fundamental de quien antes que todo, fue poeta, así secamente. Esta calidad insuperable que le hizo exclamara Álvaro Mutis que "los poemas de CAMACHO RAMIREZ son de una belleza desgarradora, de una expresión formal difícilmente comparable a la historia de nuestra poesía".
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Con sus compañeros de insurgencia, tiene la decisión de cambiar en la sustancia y la forma la poesía colombiana. Pero sus poemas mantienen un aire de libertadfrente al grupo. Se diferencia de lo clásico y tierno, cargado de suspiros de Silva, Castillo, y luan Ramón Jiménez, de los pasos iniciales de Carranza, sin duda con él, las voces mayores del grupo. Es más dilecto, más expresivo, profundamente humano, menos retórico, y con indudable fuerza sensorial superior a la de Jorge Rojas. Tratándose de los temas eróticos de la mujer y del amor “La Vida Pública”, es untestimonio descarnado del amor pasional, no platónico ni imaginario; no es el de las "Muchachas de terrísima cintura" o de la sublime Teresa de Carranza como transparentes fantasmas de unamor imposible, ilusorio, quimérico. No, es la pasión carnal, con la voluptuosidad y la sangre violentas del pecado la que irrumpe, con fuerza de hecatombe, en cada palabra de sus versos amorosos.
Debo confesar que por una relación de amistad entrañable de mi familia con CAMACHO RAMIREZ, fue este con Silva, Pombo y Barba Jacob, uno de los primeros poetas colombianos que leí en mis momentos escolares. Un texto mecanográfico que guardaba con afecto mi padre de "Espejo de Naufragios ",fue lo primero que cayó en mis manos de la obra de CAMACHO RAMIREZ y su lectura meprodujo un asombroso éxtasis, era como la incursión insólita y temprana en un territorio desconocido y maravilloso; lo leí "con el asombro inocente del primer hombre que, en el comienzo del mundo, se llevó las manos a los ojos, deslumbrado por la primera claridad del alba”. Desde entonces siento por su poesía una devoción particular, desde luego fortalecida por elconocimiento personal del poeta, en esa época errepetible de nuestras jornadas estudiantiles
en la ciudad gris, fría, distante que padecíamos los hombres de la tierra caliente y la que solo nos hacía grata ese intenso fuego de bohemia, de inteligencia; ese derroche mágico de talento y arte que era el corrillo habitual del "Café Automático" en la Avenida Jiménez de Quesada, donde oficialmente como sumos sacerdotes León de Greiff,Jorge Zalamea, Juan Lozano y Lozano y Arturo Camacho Ramírez, al lado de escritores, pintores, publicistas, hombres de negocios y empleados, que servían de público a aquel espectáculo intelectual insuperable que allí se vivía
diariamente. Una bohemia que fuese signo de un tiempo literario vivido paradójicamente en medio del terrible acoso de regímenes dictariales que atropellaban los derechos humanos y que amenazaban lo que allí mejortenía vigencia: la palabra, con toda la fuerza de su inmenso poder amordazado.
En los grupos poéticos siempre existe una figura que lleva firmemente la bandera de lavanguardia. Así como en "Los Nuevos", mientras León de Greiff, es el creador de un aniversario, unos giros, unas palabras y unos personajes propios, Rafael Maya, Pardo García, Umaña Bernal, luan Lozano y Lozano, prolongan sin duda el modernismo influido por Rubén Darío y por la poesía francesa, Luis Vidales es la excepción que dio "un salto audaz hacia otras virginales formaspoéticas ", desde "Suenan Timbres", en "Piedra y Cielo", CAMACHO RAMIREZ desde el comienzo se aparta un poco de la influencia de Juan Ramón Jiménez "el abuelo tierno", y se lanza a la conquista de nuevos continentes para la poesía. Es lo que sorprenden los años cuarenta a Pablo Neruda, el inmenso e insuperable cantor americano, cuando exclama después de Ieer la obra de "ese gran gustador de café, de vida y de biblioteca: este ARTURO CAMACHO RAMIREZ "dionisiaco revolucionario”. Es el sello característico de su obra cargada por "su afición al ingenio, a la exuberancia ya la magnitud que le concedía la imagen, elementos primordiales de suentendimiento de la poesía'
Fue el mismo Neruda quien tanto influyó en la creación de CAMACHO RAMIREZ, a través de su "Crepusculario” pero muy especialmente de sus “Veinte Poemas de Amor", sin duda el poema que mayor impacto causó en nuestro poeta. "Carrera de la vida", el libro de CAMACHO RAMIREZ, al cual le atribuye Charry Lara una mezcla de sonrisa, añoranza, lobreguéz, hizo exclamar al gran poeta de "Isla Negra " esta sentencia, sin duda consagratoria "y señaló en sus últimas coordenadas al poema de “Carrera de la vida " tan delantero y orbital que su gracia nos estimula y su verdad nos derrota: ese poema es un triunfo".
La de CAMACHO RAMIREZ fue esencialmente una vida para la poesía, para esa poesía que él guardaba "impura como un traje, como un cuerpo”. Todas las pasiones, los desvíos, las secretas tragedias del amor del hombre, sus desgarramientos, sus quimeras, sus glorias, están ahí con un realismo magistral que hace ver, casi que, con trazos pictóricos, la carne viva de la tragedia humana. Ah, y desde la presencia de la muerte rondando, ¡como una constante!
Está la influencia aquí de Quevedo y de Jorge Manrique, no tan determinante en la obsesión de la muerte, como en Gaitán Durán, pero síserpentea a lo largo de la obra con definitivos acentos en la metáfora, en el vocabulario, en la expresión atormentada de la existencia del hombre. Desde sus poemas "Trinchera deeternidad", "Sobre la muertealegre", "Canciónde ti porque la muerte vive" hasta "Vitalidad de la muerte", "Cinco Elegías" y "Cándida Inerte", aunque está presente,como una pesadillael tema de la muerte, hasta el final del sueño cuando expresa “es el momento de estar conmigo y de morir mi propia muerte; mi sola muerte, mi única muerte, mi diaria
muerte prometida ".
En realidad, la poesía fue su vida, lo anota certeramente Andrés Holguín, el connotado crítico que estudió a fondo su vasta producción y prologó sus obras completas. Es evidente que más allá de fugaces irrupciones en el periodismo, en la diplomacia, en la política, CAMACHO RAMIREZ fue un poeta, ante todo; poeta esencial, vital, trascendente. Su comunión con la poesía la mantuvo fielmente desde sus pasos iniciales, adolescente, cuando "tenía siete años dulces como el corazón de la caña " y con los ojos fijos en "Leonor Buenaventura última lágrima“, descubrió en Ibagué el mundo, y en los "cámbulos de mi trópico sonoro", elevaba su plegaria por la vida, el amor, la muerte y la poesía, hasta el himno final, cuando en el sonreído otoño de sus experiencias seguía evocando las mujeres que "fueron bellas en las orillas de mi alma con el fino humor en los labios desafiando el ocaso y recordando el testimonio de su "Oda a Baudelaire" donde consagró su visión iluminada de "la soledad, el tedio, el vino, la sensualidad, el ocre sabor de la vida y de la muerte".
Lector y citador de Borges, pero empedernido seguidor de Neruda y de Lorca, de Baudelaire y Poe, cuya influencia no mimetiza ni disimula, ¡CAMACHO RAMIREZ fue un poeta cabal, esencial, entero, íntegro! Desde la madrugada de su "Caracolí sin flor" hasta "El Testamento” pasando por el "Nada es mayor que tú solo la rosa ", “La mujerpública”, “Los límites del hombre ", “La niña sin sombra", todo en CAMACHO RAMIREZ es sangre y temblor y verdad de poesía. Este fue suquehacer, su oficio, su sueño y su perenne nostalgia. Como todos los de su generación poética, no niega, pero se independiza del influjo de Juan Ramón Jiménez, de Antonio Machado, de Alexandri y Alberti, los mejores de la cosecha del 98 y del 27 en la península ibérica que desde allí irradiaba la revolución de las palabras, las frases y las imágenes hacia América latina y la juventud de ese tiempo las recogía, la transformaba en nuevas metáforas. Una audaz consonancia hayen "Piedra y Cielo" con CAMACHO RAMIREZ como figura estelar desarrollando una nueva respuesta a los misterios perennes de la poesía, a la suprema interrogación del espíritu del hombre! Un estilo diferente y peculiar manteniendo, sin embargo, el alto tono poético de Silva, Eduardo Castillo,Barba Jacob.
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Porque los versos de CAMACHO RAMIREZ, como dijera de la producción de otro poeta, Dámaso Alonso: "no se parecen a nada, se parecen a la poesía", es por lo que dejamos en las páginas siguientes de esta publicación, muestras esenciales de su itinerario poético, que, a nuestro juicio merecen perdurar, más allá desu muerte, en el firmamento de la literatura de habla hispana. El lector habrá de deleitarse con su mensaje conmovedor, humano, lleno de grandes testimonios sobre la vida, la muerte, ¡el amor y el olvido!
La existencia de CAMACHO RAMIREZ para la poesía y la poesía fue su quehacer, su patria, su oficio, el sagrado territorio de sus creaciones, hasta el instante final cuando debió exclamar bellamente, con sus versos "la muerte es esto que llevamos puesto" y "lo muerto es un temblor que se eterniza".
ALBERTO SANTOFIMIO BOTERO
Ibagué, El Bunde, Julio 15 de 1990
Tomado de el librero "Poetas ibaguereños".
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