Por Henry Rengifo Hernández 

El consumo masivo de café que hoy ha alcanzado Colombia, tiene un antes y un después, y el punto de inflexión vendría a partir de la creación de las tiendas Juan Valdez en 2002.

Antes de aparecer la llamativa marca Juan Valdez, el consumo de café en el país no era del volumen que se tiene hoy, tampoco había mucha calidad ni las mayorías de consumidores tenían conocimiento pleno de lo que era una exquisita taza de café. Claro, que esa pasión se había podido despertar mucho tiempo antes.

Fue con la llegada de la marca Juan Valdez, hace apenas 22 años, que se despertó ese auge, que surgió esa especie de 'cafemanía' en la que está hoy inmerso el país. Se nota en la presencia masiva de tiendas de café y sus derivados en pequeñas y grandes ciudades.

Lo anterior para decir que algo similar ha ocurrido con la gastronomía tolimense. Siempre hemos estado seguros que en el Tolima tenemos una de las gastronomías típicas más apetitosas de Colombia.

Esa realidad la acaba de confirmar la enciclopedia experta mundial en culinaria TasteAtlas, al exaltar que uno de los platos emblemáticos del Tolima, la Lechona Tolimense es el mejor plato típico del mundo. Ya lo había catalogado como el mejor plato de carne de cerdo del orbe, calificación que también le había dado al también emblemático Tamal Tolimense.

Tal cual como ocurrió con el café, nunca es tarde para darle un impulso a la economía tolimense, basada en la fortaleza de su gastronomía. Dejar pasar esta coyuntura, significa dilapidar una oportunidad.  Por eso, el llamado es a los encargados de proyectar la economía en la región para que visionen y materialicen planes alrededor de este sector importante dentro de la cadena del turismo.

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No sobra señalar que ya se han dado pasos dirigidos a visibilizar ese potencial, con la creación del Día del Tamal Tolimense y el Día de la Lechona Tolimense, cuando nadie tenía en sus cuentas que estos dos platos iban camino a catapultarse como los mejores del mundo.

Hablando de aciertos, la ‘Plaza de la 28’ de Ibagué, sería el lugar ideal para convertirlo en el centro de la gastronomía típica de la ciudad. Si hoy, en medio del desorden que allí impera, son muchos los visitantes que a este sitio se acercan a degustar un plato de lechona, un tamal, una avena, unas achiras, cómo sería, entonces, que este lugar luciera su presentación en un ambiente de limpieza y orden similar al que refleja la ‘Plaza 7 de agosto’ de Bogotá, por ejemplo.

Sería la ‘Plaza de la 28’, un sitio que se volvería atractivo nacionalmente. No requiere una cuantiosa inversión, requiere sólo de voluntad política y visión. ¿Habrá acaso alguien desde el sector público o desde los gremios que se interesen en hacerle ese aporte a la ciudad? La riqueza gastronómica que el Tolima debe aprovechar.