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El derroche en las rendiciones de cuentas

El derroche en las rendiciones de cuentas

Por Henry Rengifo


El primer punto que debió explicar el alcalde de Ibagué, Andrés Fabián Hurtado en el evento de rendición de cuentas realizado el pasado lunes 26 de julio, es cuánto dinero del erario se invirtió en tan fastuoso acto.

Desde que se estableció por ley la rendición de cuentas, la mayoría de alcaldes y gobernadores encontraron en este ejercicio de participación ciudadana, otra excusa para despilfarrar los dineros públicos.

En un santiamén se les ocurrió la brillante idea de convertir este evento en una manera irresponsable de gastarse las débiles finanzas con que cuentan las alcaldías. Nada justifica la gala de ostentación, donde el logro mayor es acrecentar el rechazo de la ciudadanía sobre las administraciones.

Si los organizadores del acto de rendición de cuentas de la alcaldía de Hurtado en algún momento llegaron a pensar que con la pompa desplegada podrían amainar la imagen desfavorable que hoy se palpa hacia el Alcalde, lo que consiguieron fue el efecto contrario.

Cómo hacer para que estos funcionarios entiendan que hoy la gente reclama de sus gobernantes actos de gobierno responsables, con sentido común, donde impere la conexión plena y permanente.

Lo que tristemente consiguió el alcalde Andrés Hurtado este lunes fue desconectarse aún más del grueso de ibaguereños. Cada día se aleja más de la ciudadanía.  No descifró que el comité de aplausos dejó de tener influencia, que los tiempos de la abultada burocracia en otrora efectiva, no tiene hoy el efecto de repercusión de otras épocas. Hacer uso del enorme ejército de contratistas en las redes sociales con el propósito de vanagloriar a los mandatarios de turno, es una práctica repudiable.   

Valga decir que en el caso de Ibagué, no ha sido solo Hurtado el primero que se ha embarcado en gastos suntuosos en lo que a rendición de cuentas corresponde. Las últimas dos administraciones también incurrieron en lo mismo. Y municipios pequeños tampoco han estado exentos de este tipo de derroches. El alcalde de Ataco, una de las poblaciones del Tolima con mayor atraso y pobreza, en el pasado mes de marzo organizó la rendición de cuentas con un gasto de 46 millones de pesos. Injustificable la manera como se dilapida la plata que proviene del esfuerzo de los contribuyentes. 

Es decir, tanto que se pregonó que con la pandemia muchas cosas cambiarían para bien, al parecer en las alcaldías ese cambio no llegó.

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