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Cobré el baloto y me comí 5 cubanos con 3 peras

Cobré el baloto y me comí 5 cubanos con 3 peras

La compra de lotería o chance es una adicción que podemos controlar si ponemos límites dentro de nuestro presupuesto mensual.

Lo que no tenía dentro de mi proyección es el costo de movilización hacia el centro de la ciudad a cobrar en la oficina central esos $8.500.

Con tantas personas del corazón que han fallecido decidí estrenarme la percha que tenía para el 22 de abril, día de mi cumpleaños, es mejor estrenar ahora, no sea que otro estrene por mí.

Me eché la loción de la suerte, la olí con paciencia, la disfruté, me dije cómo huelo de bueno, con esa mascarilla te ves increíble.  

Ya en la oficina central de Gana Gana, con los nervios que da cobrar ese premio hice la cola en la ventanilla No 01, distanciamiento de 2 metros en una oficina donde las medidas de bioseguridad son muy buenas.

Diez minutos después fui atendido y en el revés del billete mis datos quedaron para el registro de la DIAN. 
Busqué otra oficina Baloto pensando que la racha de suerte que tenía podía extenderse. Recorrí parte de la calle peatonal, la Tercera hasta que pedí un automático. Regresé al parqueadero y pagué los $2.200 de la hora para iniciar mi camino de regreso a casa. 

Me había prometido que el excedente sería para comprar un cubano, ese amasijo cubierto de azúcar y un poco de bocadillo por dentro. Pero nació una nueva adicción, y me excedí. 5 cubanos y 3 peras fueron el almuerzo ese día. 

Mi sorpresa fue mayor cuando llegué a casa y me llamaron de la mismísima oficina de atención al cliente de Baloto. La comunicación fue confusa porque me pidieron fotografía del tiquete. Yo en medio de mi culpa ante lo comido le repetí al señor, ¿usted necesita copia de la factura del cubano que me comí? Me iba a delatar, iban a quedar en evidencia los 5 cubanos y 3 peras que me había comido. 

Afortuadamente el señor me aclaró que necesitaba era foto del tiquete del baloto que había comprado en Gana Gana para hacerle seguimiento al caso. Descansé, el sentimiento de culpa me embargaba, así que confesé mi pecado en casa y empecé una dieta estricta que permita no bajar de peso, sino de pesos. 

Para aquellos que me felicitaron por ganar el baloto muchas gracias, para los que comentan del baloto que gané por favor decir que fueron $8.500 pesos, es por mi seguridad y la de los míos. Adiós a esas miradas coquetas de tantas mujeres bellas que tienen ojos tan enternecedores.  

Haciendo el balance del mes, invertí a finales de diciembre $7.800 pesos en un billete de Baloto y en enero para cobrarlo me gaste $12.000 en parqueaderos y $8.000 en peras y cubanos, porque en el otro tiquete solo cogí la fecha, y una carta escueta de excusas por el hecho de parte de la oficina de atención al usuario. 

Me dije, tengo que ganar algún juego en enero, invité a los suegros a compartir  una partida de parqués con dados de 12 números cada uno. La suerte estaba de mi lado, pude entrar las 4 fichas a la recta final mientras los demás se devoraban entre sí. Me quedó una al as y pasó media hora para ver ganar a mi suegro que sacó esa ficha de la cárcel, recorrió todo el tablero y de un solo tiro acabó con mi ilusión. 

La adicción a comprar baloto o lotería del Tolima es un solo billete al mes, la de cubanos y peras ahora es casi semanal.

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