Por Alejandro Felipe González

*Magíster en Gobierno y Relaciones Internacionales

“Observa tu aldea y serás universal…”

Conocido por su exuberante biodiversidad, Calambeo es remanso de orquídeas y hogar de miles de aves que dan color a la montaña que refresca la capital tolimense. Lamentablemente, las cosas allí vienen cambiando y la montaña se encuentra bajo amenaza.

El concepto de “Desarrollo Sostenible” contempla equilibrar el crecimiento económico con el bienestar social; el cuidado de la biodiversidad y los recursos naturales, así como garantizar los medios de vida para las futuras generaciones, aspectos que en Calambeo no se están dando. 

Lo que era un paisaje de paz y tranquilidad poco a poco ha venido presentando una ola de urbanismo desordenado, problemas de movilidad,  de seguridad y una promesa de falso desarrollo que empezó a depredar la montaña y a cambiar el verde por el gris.

La problemática subyace al golpe del ojo:  se evidencia una ola de construcción desordenada, los riesgos en la movilidad del sector se incrementaron, una vía semi rural y angosta ahora presenta alto flujo vehicular   en varios puntos, han aumentado los accidentes con mascotas y hay dificultades para el acceso a servicios públicos como el agua. La administración municipal no se ve, Cortolima menos, nunca se ha visto un agente de tránsito ayudando a la movilidad en la zona. 

El nuevo centro comercial o “Mall de Calambeo”,  se vendió como una magnifica idea para traer el “Desarrollo” al sector; en realidad las que llegaron fueron las moscas, ahora muy notables en el Mall y sus alrededores, un problema de manejo de residuos sólidos que el olfato puede percibir a muchos metros de distancia, un parqueadero interior que no sirve… Lo anterior, aún no convoca la atención de las autoridades competentes.

En el que era un tranquilo sector, ahora se presentan trancones fijos en ciertos puntos a ciertas horas del día; se presentan constantes denuncias por robos en viviendas y fincas, gran parte del suministro de agua en la zona es controlado por empresas privadas. Si ese es el desarrollo prometido, apague y vámonos.

Otro ejemplo doloroso, es llegar al primer mirador del jardín botánico San Jorge, perla turística y ambiental de la ciudad, allí, en un lugar  insigne dentro de la montaña donde se encuentra el hermoso panorama, ya  no se contempla la sosegada vista de la ciudad de Ibagué, si no que tristemente la mirada se estrella contra la pared de un edificio, siendo esta, prueba fehaciente del ataque  bajo el que se encuentran las montañas de Ibagué.

La situación, amerita una revisión urgente de aspectos legales, por ejemplo la revisión detallada del actual Plan de Ordenamiento Territorial POT, la forma en que se están otorgando los licenciamientos de construcción, la condición legal de Calambeo como reserva ambiental  y una urgente revisión de mecanismos de protección constitucional para la defensa del agua y la montaña. El caso de Calambeo requiere atención urgente de las autoridades competentes, de los defensores de la naturaleza y del abrazo fraterno de Ibagué.