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Gesta de campeones

Gesta de campeones

Por: Capitán (RA) Roberto Ortiz Villa

Lentamente, como despertando de un letargo, venía el Tolima tratando de recuperarse de una cruenta violencia, primero partidista y luego de los más sanguinarios bandoleros.  Esto mueve a un grupo de líderes sociales a solicitar, con más optimismo que esperanzas la sede de los Juegos Deportivos Nacionales para el Tolima .

Adriano Tribín Piedrahita, Hernando Arbeláez Jiménez, Enrique Triana Castilla, Humberto González Ruiz, Jorge Castillo, Humberto Troncoso (único Juez olímpico de natación), Quintiliano Triana y algunos más, lograron convertir la carencia de medios en el mejor argumento de un urgente y necesario apoyo nacional para el Tolima.

Cartagena realizó los VIII Juegos en 1960, con grandes dificultades económicas. En ese momento, se había apoderado de los Juegos el fenómeno de los  “macro-proyectos”, traducido en grandes obras que resolvían problemas básicos de las ciudades que los organizaban, pero abrían un hueco gigante  en sus finanzas.

Pasaron 10 años antes que Ibagué pudiera alistarse para el compromiso.                                 

El empeño era general: El gobierno departamental, la alcaldía, toda la fuerza cívica y social del departamento se propusieron en sacar adelante la más importante justa deportiva. Se construyeron escenarios deportivos, las piscinas olímpicas, el parque deportivo, y el famoso “velódromo Pedro J, Ramos.                                                                                                 

El Instituto de Crédito Territorial levantó un hermoso conjunto residencial, que inicialmente sirvió de alojamiento a las delegaciones deportivas (la Villa Olímpica),    para luego ser el barrio “Villa Metaima”.

Se mejoraron calles y avenidas, todos los Ibaguereños se dieron a la tarea de embellecer  fachadas  y jardines.

Con suficiente  anticipación  y la mayor  PULCRITUD, el Comité organizador , entre los que recordamos a Enrique Triana, Roberto Mejía Caicedo, Miguel Merino Gordillo, Eduardo de León, Jaime Rengifo Pardo, Alberto Vila, Alberto Suárez Casas, Jesús María Pinto, Inocencio “Chencho” Pinto Guarnizo  (quien facilitó 10 novedosos R4, para el transporte de los jueces) y Óscar Gutiérrez (director ejecutivo )  se dieron a la tarea  de hacer de los IX Juegos el certamen más  importante y  bello de la historia.                                                

Cabe destacar que todos trabajaron “ Ad-honorem.”. La seguridad y control de escenarios correspondió al comandante de la Policía, Coronel Pablo Alfonso Rosas Guarín  y estando al frente del comando de la VI Brigada el General José Joaquín Matallana Bermúdez, fue eje fundamental en la organización  de los Juegos  y  promovió una nutrida participación de la Liga Militar de Deportes.

El inolvidable y dinámico profesor ecuatoriano “Ernesto Armendáriz”, su esposa “América”  junto con los coreógrafos Ibaguereños  Edgar Londoño , Yesid Albarán  y  Gilberto  Lesmes,  tuvieron  a su cargo la organización de las Guías anfitrionas , de las Barras, de las porristas y de  las  porta-banderas  (4.500 niñas y niños  de  los colegios y escuelas de Ibagué).

El profesor Armendáriz, Óscar Gutiérrez y el maestro  José Ignacio Camacho Toscano músico), adaptaron  algunas composiciones del folclor colombiano ( El Bunde, La Múcura, Pachito E’Che, Colombia Linda, San Fernando, La Piragua  y otras) como marcha, el entrenamiento se hizo con soldados de la VI  Brigada, para  bajar   la  cadencia  y acoplarla  al  paso  de las Niñas  Guias Anfitrionas  , las Porta Banderas  y las Delegaciones.

Al general José Joaquín Matallana le correspondió la organización del transporte en aviones de la Fuerza Aérea FAC, de 150 guías anfitrionas, de Flandes a la ciudad de Cartagena, última sede de los VIII Juegos deportivos en 1960, para recibir y llevar por tierra, la Llama Olímpica hasta la Ciudad Musical.

Igualmente fue el encargado del transporte de 450 niñas de Ibagué (Guías anfitrionas y porristas), a diferentes destinos en una caravana de 12 buses. Esta delegación, además de acompañar el recorrido de la Llama Olímpica a Ibagué, tenía como misión fundamental  la promoción de los Juegos nacionales ( después de 10 años) con presentaciones  y  desfiles en las ciudades de Cartagena, Pereira, Cali  y  Bogotá,  efectuando   unas ceremonias  de gran significado  patriota   en el  Puente de Boyacá y en el Estadio El Campin.

La misión era en extremo delicada, con especiales medidas de seguridad por tratarse de niñas.  La logística y acompañamiento del grupo estuvo a cargo de Judith de Uribe y  Beatriz de Suárez, además las damas voluntarias  (entre otras) la señoras María Victoria Vila de Lozano Simonelli, Gladys de Matallana (esposa del Comandante de la VI Brigada), Helena  Navas  de Rosas Guarín (esposa del Comandante de la Policia del Tolima), Aida Saavedra, Cecilia de Rengifo, Patricia de Merino, Cecilia de Robledo. 

Estaba fresco el triste recuerdo del bus que fue asaltado cerca de La Línea por la cuadrilla de Jacinto Cruz Usma, alias Sangrenegra quien indagó quiénes eran y para dónde se dirigían; vamos para Armenia y somos del “Conservatorio del Tolima”… el bandolero en su macabra estupidez, dio por entendido que se decían  “conservadores”  les  gritó: “godos  #%@” y acribilló a varios de los integrantes de los coros.

En medio de agotadores ensayos, arreglos de uniformes y trajes típicos, recorridos por las gélidas montañas y ardientes planicies; este conjunto “anfitrión” toma forma en elegancia belleza y precisión.

Otros técnicos y especialistas trabajan en la construcción de escenarios, organización de jueces y comisario, salas de prensa, centros de alimentación, transporte, centros de salud y primeros auxilios. Sin hablar de la preparación y entrenamiento de los deportistas que debían representar al Tolima. El relato de estos aspectos daría para escribir un libro.

La inauguración estuvo a punto de quedar convertida en una ridícula parodia: El Gobernador pretendió adelantar la inauguración de los Juegos para antes del mes de agosto, con el fin que la presidiera el Señor Presidente  saliente ( quien había dado impulso  y el dinero para los Juegos) … Solo había un pequeño detalle  que discrepaba:  Los escenarios deportivos estaban en obra negra …. Por fortuna la sensatez radical del Doctor Carlos Lleras Restrepo  evitó tamaño desafuero. “ La inauguración se  efectuará cuando los escenarios estén totalmente terminados ... no importa quien la presida”.

Bajo la Presidencia del Dr. Misael Pastrana Borrero y como invitado especial el Dr. Carlos Lleras Restrepo, llega la Llama Olímpica  a Ibagué   el  4  de diciembre de 1970, para ser entronizada sobre el pebetero olímpico  en la antigua  Cancha Serrano de Avila (dueño del terreno)…Construidas las tribunas en el mandato del T.Coronel César Augusto Cuéllar Velandia , se  le llamó Estadio Gustavo Rojas Pinilla… A la caída del General se le dio el nombre de Estadio San Bonifacio y hoy es Estadio Manuel Murillo Toro. 

La Banda de Músicos irrumpe  con  El Bunde  y una fuerza magistral  invade al Estadio San Bonifacio entra el estandarte del Tolima, escoltado  por 150  Guías Anfitrionas  en un derroche  de juventud, elegancia y belleza, mostrando al país la grandeza de la raza Pijao e inaugurando los IX Juegos Deportivos de Colombia Continua el más hermoso desfile al compás de las notas  del  pentagrama  nacional.

Una a una hacen  su entrada las delegaciones deportivas de los departamentos del país, incluidos San Andrés y Providencia  así como Los Llanos, y la exótica y lejana Leticia. Cada una acompañada  de su música regional, como un regalo de bienvenida.

La emoción fue indescriptible. Del 4 al 19 de diciembre se cumplieron las justas deportivas con una precisión de concierto musical, para cerrar con una clausura tan brillante  como el inicio, pero llena de nostalgia, lágrimas y abrazos de despedidas de jóvenes cargados de medallas que dejaron su lucha y el corazón  en un Ibagué  que no conocían y del que partieron enamorados …..

La nota dolorosa, golpeó a la delegación de Cundinamarca. Los ciclistas Jorge Buitrago y Manuel Cárdenas fueron atropellados por un bus a la altura de Gualanday. Todos los  deportistas  y dirigentes  se solidarizaron y portaron una cinta negra en su brazo izquierdo al lado del corazón.

El Tolima cumnplió con el más lúcido y magno evento del siglo

Pero el inexorable tiempo transcurre y las cosas: Esas respetables damas y aquellos gentiles caballeros, se fueron …. De las aulas salen a patadas, la Urbanidad, la Cívica y la Historia... El respeto y la autoridad desaparecen.

Los Padres son unos “Cuchos” que a toda hora hacen el oso… Los Maestros ya no son aquel venerable y estimado guía, ahora son el ampuloso “Docente” asociado en sindicatos de resentidos… El criminal es el testigo infalible ante un juez venal… La autoridad deó de ser el familiar y apreciado “Señor Agente”, para ser mirado como un entrometido carente de apoyo y respetabilidad.

Se proyectan los Juegos Deportivos para el año 2015. El país confía en algo tan espectacular como los de los años 70... Pero para triste sorpresa, ese Ibagué que cuenta con la mayoría de los escenarios deportivos, está en manos de unos “apátridas oportunistas” que no solo se birlan con todos los presupuestos sino que crean un nuevo  “modus-operandi”: tumbar lo existente para justificar ficticias obras y contratos e imponer la rebatiña de la “Chatarra”

Lo que se creía un chiste: “Se roban un hueco", resultó cierto: desaparecieron hasta las piscinas olímpicas… 

Esas aún hermosas aelas que gallardas desfilaron hace 50 años, hoy contemplan con lágrimas en sus ojos, las ruinas  de lo que nos llenó  de orgullo y sentimiento. 

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