Política
“Una vida, muchas vidas” y algunos olvidos
Por: Humberto Leyton
Me correspondió como periodista registrar el momento histórico que se vivía, en la época, narrada por Gustavo Petro, en su libro “Una vida, muchas vidas”, en lo concerniente al proceso de paz que inició el M-19, en tierras del Tolima.
En el oficio que aún ejerzo, asistí a algunos encuentros y reuniones de la guerrilla del M-19 y de las Farc, que se realizaron en algunos lugares del departamento, tanto para buscar la paz como para liberar secuestrados. En aquel tiempo trabajaba para Eco Noticias, dirigido por Arnulfo Sánchez López, y luego en Alerta Tolima, de la Voz del Tolima, dirigido por Edgar Antonio Valderrama Zabala. El nombre de este noticiero originalmente fue de La Voz del Tolima.
Al parecer, por razones de mi interés y conocimientos que desde adolescente he profesado por la política, los directores de estos medios me encargaban del cubrimiento de esta información, además de contar con la confianza de los integrantes del comité de paz o de Diálogo Tolimense por la paz.
En su libro, Petro se refiere al papel que jugó el Tolima en los diálogos de paz con la guerrilla del M-19, y le dedica dos capítulos a este tema llamados “Dialogo tolimense” (páginas 141 a 152) y “El comunicado de Ortega” (páginas 153 a 162), donde, según su versión, cuenta detalles de su presencia en la ciudad de Ibagué y en las agrestes y empinadas montañas del Tolima en el marco del desarrollo del inicio del proceso de paz entre el gobierno y esa extinta guerrilla.
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En su narrativa, el hoy precandidato presidencial del Pacto Histórico, haciendo gala de su inteligencia y su formación, cita hechos y nombres, no sé si omitiendo, olvidando, o desviando el verdadero sentido y contenido de los sucesos, que marcaron una ruta en el proceso de paz con el M-19, de los cuales es justo hacer algunas precisiones.
En primer lugar, esta iniciativa fue liderada por la bancada Liberal santofimista del Concejo de Ibagué, encabezada por los entonces concejales Marco Emilio Hincapié Ramírez (presidente de esa corporación), Flavio Rodríguez Arce y Guillermo Girado, que es el mismo Giraldo al que se refiere Petro en su libro. Sin duda, Alberto Santofimio fue un protagonista de este proceso, a quien no hay que desconocer pese a las circunstancias posteriores que vivió el Jefe Liberal del Tolima por todos conocidas.
También es necesario precisar que Marco Emilio Hincapié, como presidente del Concejo de Ibagué (1988), inició la preparación de estos diálogos con la participación de Edgar Molano, a quien cita varias veces Petro en su libro, y Guillermo Gallego, (memo) ambos militantes del M-19. Como se sabe, Hincapié es hoy uno de los dirigentes de la Colombia Humana en el Tolima.
Pero también en este evento que culminaría con las negociaciones de paz con el M-19 y la posterior reforma constitucional del 91, también participaron otros actores como Héctor González Carvajal, concejal y dirigente sindical de la época y Raúl Rojas, ambos del partido comunista; Camilo González Pacheco, concejal, Víctor Edgar Acosta y Jesús Alberto Cortés pertenecientes en ese momento del Movimiento Amplio y Democrático; conservadores como Hugo Ernesto Zárrate (en ese entonces) y Guillermo Caballero Farfan; también formaron parte sindicatos, federaciones obreras, movimientos sociales y hasta la Iglesia católica que representaba el sacerdote Antonio Cifuentes.
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En consecuencia, consideramos que el proceso de paz con el M-19, fue un trabajo de diversas fuerzas políticas y sociales de Ibagué y el Tolima, como una expresión de la voluntad de paz que ha caracterizado a nuestro pueblo, canalizada por el Concejo Municipal, donde se pretendía que todos los movimientos guerrilleros existentes: Farc, ELN, EPL, M-19 y el Quintín Lame, entre otros, aglutinados en la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, iniciarán negociaciones con el gobierno de Virgilio Barco, pero que por la traición o salida del acuerdo del M-19, como lo dice Petro en su obra, la anhelada paz solo se logró con este último.
La historia de este proceso está contada y documentada en el libro "El Tolima: una respuesta pacífica", donde, quienes quieran ampliar sobre el tema encuentran un buen documento de consulta.
Otra cosa que sostiene Petro que es preciso aclarar, es la participación del exgobernador y exalcalde de Ibagué Guillermo Jaramillo en este proceso, que yo recuerde, nunca lo vi en ninguna reunión ni participando de los distintos actos que se programaron; para escribir esta nota, precisamente consulté con varias de las personas aquí mencionadas y, ninguna de ellas, se acuerda que Jaramillo haya tenido parte en estos acontecimientos, salvo la mención que hace el autor del libro.
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En conclusión, no creemos que la “epifanía”, que el dirigente de la Colombia Humana nos narra en los capítulos a que hacemos referencia, haya sucedido tal y como la cuenta, ni que los protagonistas de este hecho sean providenciales, fueron hombres de carne y hueso, algunos de ellos mencionados en esta nota, donde las propias Farc facilitaron los territorios que en esos tiempos, dominaban para que se realizarán los encuentros.
De ninguna manera esta nota pretende restarle la importancia del libro, que sin duda es un interesante compendio de la historia reciente de Colombia y donde sin duda alguna se evidencian argumentos poderosos de la capacidad de liderazgo que hoy encarna Gustavo Petro.
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