El portal de noticias El Cronista.co acaba  de presentar un informe sobre los jóvenes que hoy en Ibagué participan del actual debate electoral.

Más allá de las aspiraciones  de cada uno de los 20 jóvenes entrevistados, el fondo del trabajo periodístico tenía como propósito, auscultar si esos jóvenes interpretan la genuina esencia de la renovación política en el Tolima que tanto se necesita.  

Si son los llamados en un futuro cercano a ocupar los puestos de comando en la política regional. Lo cierto, es que hay con quién. Y no solo en el grupo de los 20, seguramente los restantes, que por limitantes de espacio no pudieron aparecer, deben ser muchachos que por su capacidad intelectual y formación académica y personal, cumplen con el perfil indicado.  

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Este es un debate oportuno, porque genera controversias de toda índole. Lo importante es que esta camada de nuevos políticos no resulten  inferiores a las expectativas de esperanza y cambio que han despertado. Lo que viene es seguimiento a sus actuaciones futuras.

Pero hay un hecho que no puede pasar inadvertido,   por cuenta de este informe.

De nuevo quedó al desnudo el dramático desprestigio y decadencia por el que transita el ejercicio del periodismo en Ibagué.

Aseveraciones en el sentido que los jóvenes entrevistados  pagaron para poder salir en la publicación, deja un sabor amargo.

Esas sentencias son las herencias malditas de un sector del periodismo que además de  timador ha obrado con alto grado de  chantaje, y que su caldo de cultivo lo ha encontrado en ciertos funcionarios y dirigentes políticos faltos de carácter.

Pagan justos por pecadores, cuando la verdad es que hay quienes cumplen con responsabilidad su trabajo.