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Nos volvimos a enfermar

Nos volvimos a enfermar

Por: Alexandra Acosta Cifuentes, docente universitaria.

Taquicardia producida por la desenfrenada carrera para entregar primero una información al público; ansiedad por mantener o alcanzar una audiencia; visión doble por permanecer mucho tiempo frente a un aparato tecnológico desde donde se cree tenerlo todo; y disminución de la capacidad cerebral por la pereza de indagar son, entre otros tantos síntomas, los que demuestran que una enfermedad volvió a infectar a nuestros medios.

Un tema que parecía ya en vía de extinción por las múltiples reflexiones a la que ha conducido su mal uso, dadas las consecuencias nefastas que trae al periodismo, regresó a muchos espacios “informativos”: se trata del síndrome de la chiva. 

Gabriel García Márquez expresó que “la mejor noticia no es siempre la que se da primero, sino muchas veces la que se da mejor”. Esta frase funge como medicamento no paliativo, sino como vacuna real para este “mal”.

Y es que el buen periodista sabe que, antes de difundir una información, se debe confirmar. Y dicha confirmación se hace con los actores de la misma; pero también se debe corroborar que realmente son las fuentes del hecho y no simples “testigos” que buscan protagonismo y se aprovechan de quienes están en la tarea de narrar.

Recordemos lo que hace pocos años pasó en la ciudad, en julio de 2016, cuando por una noticia difundida sin acudir a las fuentes, -más entregada como una “chiva” noticiosa- se generó un real desabastecimiento de gasolina tras el anuncio realizado por un medio en el que decía que, por el paro camionero, Ibagué se quedaría sin el combustible. El falso informe condujo al caos, dado que en su desespero los dueños de vehículos se tomaron literalmente las estaciones de servicio para llenar sus tanques con el líquido. Lo demás, lo conocemos quienes vivimos la situación.

Esto solo por tocar una de las tantas noticias que a diario se generan bajo los efectos de esta enfermedad a la que debemos atacar antes de que se más viral de lo que ya vemos.

Alteración; eso es lo que produce una “chiva” que, sin constatar, afecta el quehacer diario: atenta contra la productividad, la economía, las relaciones interpersonales, la credibilidad, la tolerancia, el respeto; en fin, lleva a diferentes niveles de conmoción.

La mejor noticia es la que cuenta con variadas fuentes, consultadas desde todos los ángulos a los que la información conlleva. Además, blinda a todos de la difusión de las “fake news” que tanto pululan hoy en día.  Si bien ello toma tiempo, les aseguro que trae mejores resultados tanto para el medio como para la sociedad. 

¡A vacunarse!

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