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Improvisaciones y aciertos en la virtualidad
Por estos días en que los medios de comunicación tan dados a “cultivarnos” las buenas formas de vida, nos conminan a reinventar-nos, palabra de moda en época de pandemia y confinamiento, a todos nos ha tocado cargar con el peso de la incertidumbre de no saber qué hacer porque nadie estaba preparado para esta debacle. No obstante, en la medida que pasan los meses hemos entendido que hay que seguir adelante, aprender de los errores y tratar de adaptarnos al nuevo orden que nos impuso el Covid 19.
En materia de educación la constante en los primeros meses de confinamiento fue la improvisación. El MEN con sus salidas en falso, confundió más. Para todos nuestros estudiantes fue (es aún), una situación confusa, que debían digerir primero, ¿Qué fue lo que pasó?, ¿Por qué? ¿Ahora qué hacer? ¿Será todo el año? ¿Yo me gradúo este año, no voy a tener ceremonia de grado? Sin dejar a un lado lo que cada cabeza de hogar sintió y pensó sobre su futuro inmediato.
Como maestros tuvimos que explicar a nuestros niños y jóvenes, sin especulaciones, lo que estaba sucediendo y ajustarnos al nuevo orden para continuar con el cronograma académico, porque ni los maestros nos podíamos quedar haciendo nada y recibiendo sueldo -como pensaron algunos sectores-, ni los niños y jóvenes se podían quedar estancados en sus estudios.
Vino la primera improvisación, enviar guías a los estudiantes (si son trece asignaturas, trece guías) que los pusieron al borde de la locura a ellos y a sus cuidadores en casa. ¿En qué momento iban a poder con todo ese cúmulo de trabajo innecesario, salido de contexto, sin respeto por los niños y jóvenes que aún no entendían ni tenían nada claro de lo que estaba pasando? Los principales medios de comunicación se dedicaron a confundir más, en principio porque los encargados de generar la información tampoco estaban claros en la ruta a seguir. Entonces la pandemia y el confinamiento nos dejaron ver la realidad de los sistemas de salud y educación, principalmente: Inequidad, pobreza extrema, olvido, poblaciones vulnerables y más corrupción.
La segunda improvisación llegó cuando pensamos pasar de la escuela presencial sin modificaciones, a la escuela virtual: Se escucharon voces de maestros sobre lo que estaban haciendo en las clases virtuales que lo único que tenían de virtuales era la mediación del dispositivo usado para recibirlas. Empezamos a usar Zoom, Meet y los grupos de What´s App de padres y estudiantes se congestionaron preguntando mañana, tarde y noche sobre sus dudas y necesidades escolares. Los maestros no tuvimos tregua por unos días y el estrés hizo su parte.
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En las clases virtuales vimos de todo, explicaciones eternas, clases sin contexto, niños aburridos y cansados de estar toda una mañana sentados frente a una pantalla, saboteos de hackers, montones de tareas, etc. Tuvimos que dejar nuestros propios miedos para calmar los de nuestros niños y jóvenes. Tuvimos que enfocarnos en esos seres que empezaron a aparecer en la pantalla de nuestros PC y buscar esos otros invisibles, esos “ninguneados” de los que habla Eduardo Galeano, que no contaban con las herramientas para conectarse. El olvido del Estado hizo visible las carencias de muchos y lo lejos que estamos de una educación de calidad, con justicia y equidad para todos.
Los maestros han inventado, creado, acompañado, compartido con sus estudiantes, han intercambiado saberes con las familias, ya no es solo un maestro que enseña, también el padre, la madre, el abuelo que tienen un saber y que lo comparten por estos días en la virtualidad. El sueño de integrar un poco más a los padres a la escuela se pudo dar en este confinamiento, además que han aprendido a valorar más el trabajo que desarrollamos con sus hijos.
Algo positivo en materia pedagógica, es que estamos ante grandes posibilidades de cambio curricular, donde la tecnología irrumpe con fuerza para quedarse, aunque en Colombia estamos lejos de alcanzar metas de cobertura de equipos y conexión para todos los sectores. ¿Qué es lo fundamental, lo pertinente, lo que tiene sentido enseñar en la educación pos-pandemia? La nueva normalidad posibilita otras formas de relaciones y de trabajo escolar, por ejemplo, poner en marcha laboratorios de pedagogía y didáctica colaborativos con horizonte investigativo.
En este sentido, trabajar la Pedagogía Por Proyectos (ya hay colectivos que lo vienen haciendo desde hace tiempo con excelentes resultados) como eje integrador para pensar proyectos interdisciplinares donde a partir de temáticas específicas se pudieran trabajar transversalmente los contenidos de varias áreas. Así lo han manifestado expertos como Miguel de Zubiría, Francisco Cajiao, Fabio Jurado, desde la coordinación de la Red Nacional para la Transformación de la Formación Docente en Lenguaje, rectores de universidades donde se forman los maestros, y el mismo MEN, entre otros colectivos pedagógicos, que son conscientes de que la educación pos pandemia debe ser otra, más dinámica e integradora que logre realmente cumplir su papel en la formación de sujetos que puedan ejercer una ciudadanía plena.
* Maestra Ilustre, Premio Compartir al Maestro
* Miembro de la Red Nacional para la Transformación de la Formación Docente en Lenguaje
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