A esta hora, el funcionario público Fredy Torres Cerquera, debe estar pasando por un momento de abatimiento y desolación. No es para menos. Supone uno, que en ese estado de aflicción por el que atraviesa, debe estar apenado con el gobernador Ricardo Orozco y con los tolimenses. O serán meras suposiciones nuestras, porque a lo mejor, ni abatido ni apenado, está.

 Con el que sí, definitivamente, no cree uno que esté apenado, es con su jefe político. A la mayoría de los jefes políticos de este departamento y de este país, no les avergüenza absolutamente nada.  Todo, prácticamente todo, les resbala. Para ellos, situaciones vergonzosas como en la que se ha visto envuelto este alto funcionario del gobierno departamental, no merece darle la más mínima importancia.

Igual, piensan muchos ciudadanos en la calle. "Hombre, habiendo hechos más importantes para abordar, cómo es que le dedican tiempo a un asunto menor como este, cojan oficio", es una frase pronunciada de manera desenfrenada y mil veces multiplicada. 

Normal en un país, donde las mayorías se acostumbraron a premiar el atarbán, el corrupto´, el infractor. Hace pocos meses un funcionario de primera línea de la Alcaldía del Líbano, en estado de embriaguez, increpó, humilló, avasalló con su prepotencia a un oficial de la policía, y al otro día las redes sociales se inundaron con mensajes inverosímiles que defendían el deplorable actuar del funcionario patán. 

El ya popular video, donde se ve el funcionario público de marras, disfrutando de manera oronda la sesión de belleza y depilación, es a todas luces un acto censurable. Mientras en la otra sesión, la de la Asamblea Departamental, en la que debía estar dando ejemplo de funcionario íntegro, se quedaron esperando sus valiosos aportes para enriquecer el Plan de Desarrollo del Tolima. A todas estas qué le habrá dicho el Gobernador. Será que ya hubo el consabido jalón de orejas. 

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No sobra recordarle a este funcionario, que el alto salario que recibe, proviene de los impuestos que con enorme sacrificio pagan los ciudadanos. Sobre todo, hoy más que nunca. 

Entonces, no se justifica la actitud displicente, si se quiere ofensiva e irrespetuosa, no solo con los diputados que ese día asistían a la sesión. Bueno saber también, si hubo un diputado, siquiera uno, que haya levantado la voz de reclamo. 

Ciertamente esto tiene que ver con la ética. Pero en asuntos de ética y de valores, la sociedad colombiana hace rato viene mal. Aquí de un momento a otro, las buenas maneras, el buen comportamiento, la honestidad, el respeto desaparecieron. La cultura del vivo se impuso y hace de las suyas. ¿Hasta cuándo?.  

Lo más seguro es que se va a demorar mucho, más de lo que algunos pensamos.  Aunque bueno, crucemos los dedos y pensemos que la actual crisis originada por la pandemia, es el momento indicado para reflexionar, el que nos va a cambiar el comportamiento, y que ahí va a estar ese grupo amplio de los funcionarios sin empacho, sin recato, de los burócratas que no encuentran mejor espacio para maquillajes y depilaciones, que las horas de trabajo,  dispuestos a cambiar, para ser mejores ciudadanos, y desde luego, convertirse en funcionarios eficientes para servirle de la mejor manera a la gente que les paga el salario.

Pero mientras llegan esos anhelados vientos de cambio, si es que llegan, no queda otro camino que seguir soportando los comportamientos desobligantes y desdeñosos, como el pésimo ejemplo que acaba de dar este secretario de despacho de la Gobernación del Tolima.

Por el momento dejo aquí las palabras del gobernador Ricardo Orozco Valero el día que nombró al señor Fredy Torres como secretario de Medio Ambiente y Gestión del Riesgo.

”La conservación, defensa ambiental y la disminución de la vulnerabilidad y los efectos catastróficos de los desastres naturales en el Tolima estarán bajo su responsabilidad. Le deseamos a Fredy éxitos en sus labores, al frente de esta importante secretaría para los tolimenses”.