Por: Humberto Leyton

Los primeros días de este año electoral (2018), se inician marcando los linderos entre quienes tienen dinero para costear la campaña y los que carecen de recursos para sostener la colorida parafernalia en Ibagué, el Tolima y todo el país.

Por eso, quienes más han sido publicitados en los medios son: Miguel Barreto, Ricardo Ferro, Adriana Magaly Matiz y Carlos Edward Osorio, no por sus propuestas o ejecutorias precisamente, sino por  meterse la mano al bolsillo para pagar la publicidad. El que paga suena.

De Barreto y la señora Matiz, se sabe de sobra que tienen la chequera oficial y de contratistas de la gobernación para la financiación de su campaña, mientras Osorio, es característica de sus campañas echar la puerta por la ventana en materia publicitaria en estas temporadas electorales; lo que nos llama poderosamente la atención es Ferro, quien lleva más de ocho años en campaña permanente haciendo derroche de programas y 'ayudas' publicitarias para mantenerse vigente armando camorras contra sus adversarios políticos, especialmente contra aquellos que lo han derrotado o piensan distinto a su orientación ahora ultraderechista y uribista.

¿De dónde sales los recursos para sostener este tren publicitario tan costoso continuamente? Es una respuesta que no figura en las maquilladas cuentas de campaña que entrega a los organismos electorales. Es una respuesta que tiene pendiente Ferro de suministrar a la opinión y sobre la cual insistiremos en su momento.

A esto se añade la manipulación de la información de ciertos medios, donde a través de 'inocentes' noticias nos entregas verdaderos editoriales cargados de política tratando de orientar a la opinión, los oyentes y lectores a determinado partido, movimiento o candidato, partiendo de un supuesto periodismo objetivo e imparcial. "A quién engañas abuelo", dice la estrofa de una conocida canción colombiana.

A ello, se agrega el interés de ciertos directores de informativos con deseos de ser candidatos a corporaciones públicas, especialmente uno que ha mostrado inclinaciones de ser candidato a la alcaldía de Ibagué; aspiraciones que consideramos legitimas y valederas, como las tiene cualquier ciudadano, siempre y cuando digan públicamente el deseo que tienen en figurar como candidatos y el oyente o lector puedan ubicarse y discernir sobre la información que consumen. Es decir, que no se asalte la buena fe ni el criterio de las personas.

Dentro de este mercado llamado electoral, sin duda uno de los blancos preferidos para hacer campaña será el alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo. A medida que transcurra el tiempo arrecieran los ataques contra su administración desde la oposición de nuevo y viejo cuño, tratando de sacar réditos electorales. No se le reconocerá ninguno de los importantes avances que ha tenido su gobierno en materia de acueducto, educación, salud, seguridad, recreación, cultura y escenarios deportivos, entre otros. Le continuarán dando palo por todo. Por el bien, por lo mal y por lo regular.  

Este panorama hace que la campaña política se enrarezca y se torne más complicada en la medida que el dinero, los intereses de medios, periodistas y directores de noticieros entren al escenario electoral con cartas marcadas, donde los sacrificados serán la democracia y la verdad.

De nuestra parte, este portal tiene una definida tendencia liberal en el sentido filosófico de la palabra, nunca hemos escondido ni ocultaremos nuestra orientación porque no creemos en esa objetividad absoluta que pregonan algunos de palabra, cuando esta no existe en el mundo real, y porque preferimos ser honestos con lo que pensamos y no engañamos a nadie con una supuesta imparcialidad que no se practica.