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Los tolimenses no sabemos celebrar el triunfo de la tricolor

Los tolimenses no sabemos celebrar el triunfo de la tricolor

Las calles de todos los municipios de Ibagué tenían una particularidad el día de ayer. El color amarillo predominaba en los lugares comunes, la gente salía como hormigas con ese ánimo y esperanza de quienes tienen depositada toda su fe en la selección Colombia. Ya era las 10 y algo de la mañana cuando el grito de gol se escuchó en restaurantes, bares, casas, centros comerciales y oficinas.  Se prendía la fiesta y sin importar la hora empezó el licor a hacer de las suyas. 

 

No era fácil y aunque los marcadores estaban a favor de nuestra selección, los nervios hacia que propios y extraños compartieran una cerveza o un aguardiente a tan tempranas horas. Los verdes se fundían en el terreno de juego y el pitazo final nos dejó como primeros en el grupo, logrando así nuestro equipo del alma romper otra marca en un mundial: onceno suramericano que inicie perdiendo el primer partido es difícil que pase a segunda ronda. 

 

Ya con la alegría del triunfo y bajando la euforia que produce este tipo de situaciones empezó a verse la otra cara de la moneda. A las tres de la tarde y luego de conocer el rival en octavos: Inglaterra, el técnico que hay en cada colombiano empezó a hablar sobre la posible alineación, la recuperación de James, las declaraciones de Yerri Mina y los cientos de memes que rodaban por los móviles reforzaban la teoría que ya estamos en cuartos de final, decían algunos. 

 

Son las 8 de la noche y en muchas tiendas de barrio y bares se empiezan a notar los desmanes; hombres y mujeres ya hablando a media lengua, algunos incluso sin poder sostenerse en el sillón, gritos y grescas empiezan a apoderarse de las calles. Ya no se ve la celebración con la alegría antes del juego clasificatorio. Ahora todo es diferente, algunos sacan hasta armas blancas y amenazan a quien horas antes abrazaban. Mujeres y niños pequeños lloran al ver el comportamiento de su familiar. 

 

Para la Policía el día de ayer era diferente, saben que el aumento de riñas callejeras, robos en las calles y “apartamentazos” hacen que su trabajo aumente y pese a su buena disposición muchas cosas se salen de las manos.  Son las 12 de la noche y ya como periodistas solo esperamos la cifra de heridos, el daño a establecimientos comerciales, ese inventario que muestra la otra cara de la moneda. 

 

Algunos ya reposan en sus casas y esperan el viernes para empezar ahora con las fiestas del San Pedro, los desfiles en motos, la harina, el agua, entre otros se tomarán las calles, en especial donde estas fiestas patronales son emblemáticas y se hablará de fútbol y por supuesto de reinas, porque ya llegaron las delegaciones de diferentes departamentos a lugares como El Espinal, Ibagué, Melgar, por nombrar algunos.  

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