El 7 de febrero de 1948, Gaitán logró convocar a la movilización social más grande  que había tenido Colombia hasta ese momento. Este hito político colmó la Plaza Bolívar de Bogotá y sus alrededores, con ciudadanos cansados de ver el asesinato de sus copartidarios a manos del oficialismo bipartidista.

El Doctor en Historia y profesor de la Universidad del Tolima, Félix Martínez Cleves, sostiene que, “al igual que en ese momento, hoy también asistimos a un asesinato de líderes sociales que su común denominador es la defensa de sus territorios y comunidades, el mismo criterio que Gaitán identificaba en sus simpatizantes asesinados”.

“También vivimos una relación con esa época porque hubo un continuo de movilizaciones donde las personas reconocieron su condición de ciudadanos, pensaron que podían ser importantes en la calle, en las plazas, y hoy asistimos a algo parecido”, complementa García Cleves.

Desde 2016 a la fecha, han sido asesinados en Colombia más de 800 líderes sociales, defensores de derechos humanos y exguerrilleros, según Indepaz. Lo que sugiere la escalofriante cifra de por lo menos 200 cada año.

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La ‘Marcha del Silencio’ se dio de manera pacífica, con ciudadanos portando banderas y lazos negros. “Aquel pueblo demostraba que no era una hidra vociferante, que podía ser una fuerza poderosa y tranquila, y esto exasperó a los dueños del país”, afirma en uno de sus libros el tolimense William Ospina.  

En aquella oportunidad Gaitán pronunció la recordada ‘Oración por la paz’. “Os pedimos que no creáis que nuestra tranquilidad, esta impresionante tranquilidad, es cobardía. Nosotros, señor Presidente, no somos cobardes: somos descendientes de los bravos que aniquilaron las tiranías en este piso sagrado“, expresó a todo pulmón el caudillo. 
 
Esta potente y simbólica manifestación ha sido replicada en otras oportunidades, incluso en otros países. México tuvo la suya en 1968, y Uruguay en 1996. Tras el asesinato de Luis Carlos Galán en 1989, también hubo una ‘Marcha del Silencio’. La última fue en 2016, por motivos todavía vigentes, pues el exterminio sistemático de líderes sociales continúa.