El centro de Ibagué como las distintas comunas, se convirtieron de un momento a otro, en el mejor vividero para los habitantes de calle, que han llegado de manera clandestina de otras ciudades y especialmente del Bronx en Bogotá, de dónde fueron desplazados por las autoridades distritales, a raíz de la recuperación de gran parte del centro de esa ciudad.

Por dónde uno transite, se encuentra con esta población, la mayoría de ellos agresivos, consumidores drogas sicotrópicas y con problemas aparentemente psiquiátricos, poniendo en riesgo la seguridad de los ciudadanos, que a diario se ven sometidos a estos personajes, que los abordan para pedirles una moneda o comida, la cual posteriormente la arrojan dónde no sean vistos.

La situación se ha tornado caótica, debido a que estas personas que se han marginado de la sociedad por problemas de drogadicción y otros factores, ingresan a los establecimientos comerciales y allí irrumpen la tranquilidad de los dueños y de los compradores para exigirles unas cuantas monedas, igualmente no se escapan quienes de manera sorpresiva se cruzan con ellos y al no tener son agredidos.

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Es el caso de Jorge quien es administrador de una reconocida panadería del centro a dónde llegan muchas personas a tomar café y a comprar pan, relató a El Cronista.co que “me he visto abocado a sacarlos con un palo porque ingresan gritando, amenazando y lanzando palabras de grueso calibre, si no se les da algo, arman el desorden y el caos, por eso el dueño del negocio tuvo que cerrar las entradas con las mismas vitrinas, para impedir la presencia. Lo más preocupante es que la Policía se los lleva, pero no pueden hacer más nada”.

El dueño de un restaurante ubicado sobre la calle 10 a quien llamaremos Armando, contó que “ellos calculan la hora del almuerzo, y llegan y se parquean en la entrada, sin embargo, algunos de ellos con decencia piden algo de comer, en cambio otros se les debe dar por la fuerza, la situación es incómoda para muchos comensales y en muchas ocasiones debemos sacarlos con tacto, para que no vayan armar “bonche”.

Para Paola, administradora de una farmacia del centro, esto es incontrolable, en muchas ocasiones se quedan parados en la puerta y comienzan a amenazarnos si no le damos plata.

“En alguna ocasión llegó una mujer en malas condiciones a pedir un paquete de toallas higiénicas y un jabón por lo que una señora las pagó, sin embargo, ella las abrió, lo cual causó furia en la mujer que comenzó a gritarle malas palabras y se le vino agredirla, yo tuve que sacar una varilla para defender a la clienta”.

Paola dice que “muchas mujeres habitantes de calle piden artículos de aseo para luego negociarlos en el parque de Galarza y al ganarse unos pocos pesos los utilizan para comprar vicio”.

Por eso recomendó a la ciudadanía en general “no darles dinero, porque nosotros mismos somos los culpables de esta indigencia que se tomó las calles de la ciudad”.

La totalidad de los comerciantes consultados por El Cronista.co, afirmaron que muchos de estos habitantes de calle, andan con cuchillos y que se dedican atracar y a robar, esto nos está perjudicando en general por que muchas veces la ciudadanía prefiere irse a otros sectores donde no existe tanta inseguridad como se refleja en el Centro.

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Da temor andar en la noche dice Luis Antonio, un ciudadano quien manifestó que uno se los encuentra por dónde vaya transitando, hablando solos, cargando palos, agresivos y amenazantes.

Y es que hasta las iglesias y los feligreses no se han salvado de la presencia de estos habitantes de calle porque, porque muchos de ellos llegan a robar, aprovechando que muchos están en oración, como recientemente sucedió en la catedral María Inmaculada, donde robaron varios implementos a varias personas.

“Pese a que la Alcaldía de Ibagué tiene un programa para el habitante de la calle, esto no es suficiente, porque no hay atención para una resocialización que los mantenga en tratamientos y rehabilitación en centros sociales”, así lo han manifestaron de manera unánime varios ciudadanos consultados.

“Esto es un problema social que los gobiernos nunca le han puesto atención y se ha convertido en una bola de nieve, dijo Héctor un ibaguereño, además muchos de ellos especialmente los jóvenes están cogiendo estas tendencias de pedir limosna, para comprar vicio, ya no quieren trabajar, sólo quieren ganarse la vida gratis”.

“Mientras tanto la ciudad y los ibaguereños deben seguir soportando situaciones de alto riesgo para sus vidas” y como decía Héctor, aquí seguirán llegando más habitantes de calle porque nadie está controlando el ingreso a la ciudad”.