Por: Oscar Javier Arciniegas Garzón

Este escrito quiero fundamentarlo en una columna de Julián de Zubiría de la revista Semana (2019), donde mencionó que la educación enseña a pensar, a superar prejuicios, defender derechos y cualificar la convivencia. Lo descrito anteriormente es bien interesante y estoy totalmente de acuerdo en los cuatros aspectos que enuncia.

En ese sentido, cuando leí el artículo reafirmó mi esperanza en la educación como un elemento de transformación cultural, sin embargo también me originó algunos cuestionamientos no sobre el sentido de la educación, si no especialmente a lo evidenciado en algunas instituciones educativas del país y  que enumero a continuación:

1. La educación enseña a pensar, cuando las instituciones educativas lo permiten, pero la cotidianidad y el mundo laboral automatiza e instrumentaliza. Por eso es importante que la escuela /universidad estimule el pensamiento y no la memoria a través de una acción pedagógica activa y crítica.

2. La educación ayuda a superar prejuicios, pero que no exista diferencias entre la educación pública y privada, por eso es tan importante invertir recursos en la escuela/universidad pública no solamente en infraestructura si no en los docentes con la cualificación disciplinar y sobre todo en lo humano- relacional

3. La educación defiende derechos, pero algunas instituciones educativas se convierten en vulneradoras de los mismos, por eso es importante fortalecer los gobiernos escolares a través de la participación y la operatividad de los acuerdos de convivencia.

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4. La educación cualifica la convivencia, pero en muchas ocasiones docentes y directivos docentes no saben convivir, ni los estudiantes toleran la diferencia, por eso es importante implementar programas basados en evidencia que favorezcan la convivencia escolar y laboral que redunden realmente en la construcción de una sociedad cada vez mejor.

En ese mismo sentido, la familia juega un papel importante en la acción de la educación y no es exclusivo de las Instituciones Educativas, por lo tanto:

5. La educación enseña a pensar, siempre y cuando los padres no le resolvamos los problemas a los hijos y solamente orientemos en la toma de decisiones y generamos la responsabilidad de las acciones de sus actos.

6. La educación ayuda a superar prejuicios, siempre y cuando la familia en las diferentes interacciones sociales se abstenga de realizar juicios de valor antes de conocer a las personas o situaciones específicas y sobre todo mantenga comportamientos pro-sociales que favorezca la imitación por parte de los hijos.

7. La educación defiende derechos siempre y cuando en el hogar se construyan normas y reglas participativamente, cimentadas en el consenso y se promueva explícitamente un equilibrio entre los deberes y derechos como ciudadanos del mundo.

8. La educación cualifica la convivencia siempre y cuando en la familia se establezca una relación de respeto y de buen trato entre los diferentes miembros que la conforman, además de una conversación continua, asertiva y fundamentada en el afecto. 

Definitivamente esta diada (escuela - familia) es poderosa para que el concepto educación se magnifique y sobre todo opere en una cultura como la nuestra que tanto la necesita.