Por Carlos Alberto Estefan  - Exgobernador del Tolima

Hablamos mucho, pero realmente lo importante son los hechos.

Por eso, la necesidad de promover en Colombia una mentalidad positiva, triunfadora y en armonía; sumada a un verdadero propósito de reconciliación.

Solo así, unidos, podemos encontrar solución a los problemas surgidos de la soberbia, la arbitrariedad, la injusticia y el abuso de poder de tantos años atrás, en un país golpeado por la violencia durante más de medio siglo y psicológicamente enfermo, adicto a la agresión y en permanente discordia.

Lo ideal sería un cambio de actitud, tal como pudimos vivirlo cuando Colombia participó del mundial de fútbol, tiempo durante el cual a una sola voz estuvimos optimistas y con ánimo triunfador.

Pero lograrlo, no es tarea fácil y es ahí donde se requiere además de la voluntad general, de la contribución de los políticos y de los medios de comunicación como conductores de masas, convencidos realmente del papel que les corresponde desempeñar, promoviendo buenas iniciativas y no haciendo las veces de incendiarios y provocadores.

La justicia social, la libertad, la igualdad de oportunidades, la solidaridad y la responsabilidad son apenas algunos de los lineamientos de la iniciativa de una nueva social democracia que se conoce con el título de La Tercera Vía. Expuesta en Cartagena en junio de 2014 con la presencia de Tony Blair, Bill Clinton y Felipe González por iniciativa del presidente Santos, inspirados en la experiencia de otros lugares del mundo y de la cual no se volvió a hablar.

Corriente política que busca un punto intermedio entre las doctrinas de izquierda y derecha, pero nunca bien vista por los columnistas criollos al servicio de los odios viscerales de siempre.

Sin embargo, objetivamente, se trata de una iniciativa que aún suena bien, para un momento en el que deben buscarse salidas de cómo resolver las inequidades y acortar las distancias entre la derecha y la izquierda de este país.

No es la panacea, pero sí una opción mientras continúen presentándose actitudes revanchistas nacidas de la pasada contienda presidencial en Colombia, que los perdedores no han podido asimilar y para quienes por su insensatez y mala intención, lamentablemente cualquier acción del Gobierno del Presidente Petro es condenada, siendo necesario más bien, conciliar propósitos con un sello patriótico, para el bien de todos.