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Amigovios. ¿Amor o amistad?

Amigovios. ¿Amor o amistad?

Por Carlos Alberto Estefan Upegui - Exgobernador del Tolima


El Día de San Valentín, establecido en honor al sacerdote del mismo nombre martirizado un 14 de febrero por desafiar la orden del emperador romano que prohibió la celebración de matrimonios de jóvenes, porque según él, los solteros y sin obligaciones eran mejores soldados para la guerra, es una fecha de tradicional conmemoración en los Estados Unidos, y no hace mucho tiempo, también en Colombia donde tenemos nuestra propia fecha de amor y amistad en septiembre; en otra época denominada "día de los novios".

Sea la ocasión para comentar que en los tiempos modernos las parejas practican un punto intermedio entre amor y amistad, quedando así por mutuo acuerdo justificada la relación más que el compromiso.

Son "amigovios" o"Amigos con derechos"; así se les llama y pasa de todo sin obligación alguna.
Consecuentemente, el matrimonio tradicional en el que un hombre y una mujer juraban amarse y respetarse "todos los días de sus vidas... hasta que la muerte los separara", ha pasado a otro plano y con ello el fin primigenio de conformar, una familia como "célula fundamental" de la sociedad y el Estado.

Ahora los matrimonios se deshacen tal como se hacen y por cualquier motivo. La ceremonia nupcial terminó convertida en un simple trámite notarial si acaso lo hay.

A pesar de encontrarse establecido en el Código Civil (113) como “un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer se unen con el fin de vivir juntos, procrear, y auxiliarse mutuamente”, condición expuesta ahora a su propia suerte y el rito convertido en un acontecimiento menor.

El compromiso de compartir mesa, techo y lecho, procrear, auxiliarse y apoyarse mutuamente, era la base para la consolidación de una familia con el fin de educarla y velar por ella como una contribución a la sociedad, pero en estos tiempos, "el que se aburre se viste y se va", con una frialdad absoluta, sin importar las consecuencias ni el destino de su pareja ni el de sus propios hijos.

Claro está, que la bendición sacerdotal o el sello notarial no lo aseguraban todo; realmente, la mayor seguridad está en un hogar producto del amor y la confianza.

De otra manera, los años van pasando y quizás habrá que envejecer en medio de la más absoluta soledad.

Lo anterior, para no hablar del "matrimonio" entre parejas del mismo sexo ni mucho menos del llamado "Poliamor", o sea, "relaciones amorosas y/o sexuales, de manera simultánea con varias personas, con el conocimiento y consentimiento de todos los involucrados". Uno y otro, difíciles de entender por su singularidad y su razón de ser.

En conclusión, la célula familiar, principal componente del tejido social ha mutado, se ha desconfigurado, y con ella, la sociedad  misma también se ha deteriorado.

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