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Un parque infantil: obra que transforma vidas en el Sur del Tolima

Un parque infantil: obra que transforma vidas en el Sur del Tolima

Por Oscar Viña Pardo.


A tres horas de Rioblanco está la vereda Gaitán, un territorio que no se podía divisar en su totalidad antes del año 2000. Y aunque la vía terciaria es compleja, a sus pobladores no les importa, porque de acuerdo con sus versiones, viven en un paraíso. 

Con la firma del Acuerdo Final hace ya 6 años, las comunidades identificaron las prioridades de su territorio y las plasmaron en 8 pilares de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial -PDET.

Hace 9 meses finalizó la construcción del parque infantil, en un lugar común para los pobladores quienes se acostumbraron a amarrar las bestias en sus momentos de diversión.  Con una inversión que superó los $145 millones esta obra, según sus habitantes, generó un impacto positivo para toda la comunidad.

Yeimi Alexandra García Murcia es una de las mujeres protagonistas de la vereda Gaitán, la canción de Miguel Ángel Robles le cae como anillo al dedo, “viuda a los 20 años y con tres hijos luchó por ellos”. A su esposo lo mataron hace ya 9 meses. 

Yeimi lleva a sus hijos de 18 meses, tres y cinco años al parque, donde se encuentra con otros padres y habitantes de la zona. El lugar se ha convertido en el punto de encuentro de las familias que comparten la sonrisa de sus hijos en el rodadero o columpio, así como las ideas para proteger sus cultivos en época de invierno y los avances de la obra del colegio que esperan estrenar en el 2023. 

Y es que el parque infantil es el punto ancla de esta vereda constituida por tres calles y cuarto carreras, lo demás son solo fincas. García Murcia recuerda que antes del parque el lugar era usado como “botadero de basura y como parqueadero de las mulas o caballos.

“Quiero terminar mis estudios como diseñadora gráfica, estoy haciendo el ciclo técnico y luego profesional con la universidad del Tolima, gracias a las convocatorias del Gobierno Nacional en los programas de paz”, comenta Yeimi. 

El entorno cambió, esta obra PDET donde el Fondo Colombia en Paz sirvió como vehículo financiero ahora les permite a sus pobladores tener un punto de encuentro no solo para chicos, también para grandes, un lugar lleno de colores que genera esperanza, porque antes su diversión radicaba en jugar escondite, ahora está el parque, ese que cuida la Junta de Acción Comunal como si fuera el mayor tesoro de esta vereda enclavada en la cordillera central.  

Ya se va a terminar la jornada escolar y Yeimi Alexandra recogerá a sus hijos para llevarlos al parque, para que jueguen otro rato con sus amigos, para apreciar sus carcajadas, sus abrazos, el viento que golpea cuando se impulsan sobre un columpio.

La viuda a los 20 años cree que esa paz total sí la verán sus hijos, porque se está sembrando desde ya esperanza.

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