El atentado criminal contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, del Centro Democrático (CD), ocurrido en las últimas horas de la tarde de este sábado 7 de junio, merece nuestro rechazo enfático y contundente.

No podemos regresar a épocas oscuras de nuestra historia reciente, cuando varios candidatos fueron asesinados e, incluso, un partido, la Unión Patriótica (UP), fue exterminado, como fruto de la degradación social y política de nuestro país.

Nombres como el exministro Rodrigo Lara Bonilla; el dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado; Luis Carlos Galán Sarmiento (Liberal); Jaime Pardo Leal; Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro Leóngomez (los tres últimos de la izquierda o alternativos), forman parte de esa terrible lista de líderes asesinados en nuestro país por siniestros e inconfesables intereses políticos. Mucho antes, a comienzos y mediados del siglo pasado, habían sido asesinados el general Rafael Uribe Uribe y Jorge Eliécer Gaitán, ambos de la izquierda liberal colombiana.

Nuestro país, infortunadamente, ha estado signado por los magnicidios y atentados políticos, desde el cometido contra el libertador Simón Bolívar. En la historia contemporánea, la perversa mezcla de política y narcotráfico ha bañado a nuestro país de sangre de probos dirigentes sociales y políticos, sin que hasta el momento se hayan esclarecido ni encontrado los responsables de estos magnicidios. La impunidad ha reinado.

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Las épocas aciagas de violencia que ha vivido nuestro país pertenecen a una noche oscura que no podemos revivir. No podemos regresar al despeñadero; debemos superar esos tiempos de ingrata recordación y propender por el fortalecimiento de la democracia y de las libertades políticas plenas para el ejercicio electoral.

Por ello, rechazamos enérgica y categóricamente la violencia, el atentado personal como arma política. La década de los 90 no puede regresar a Colombia bajo ningún motivo. La violencia no nos puede ganar. Repudiamos el cobarde evento contra Uribe Turbay desde todo punto de vista, y no existe ningún motivo para tolerar ni justificar este tipo de hechos.

Tampoco consideramos oportuno tomar este lamentable suceso para explotarlo políticamente, cuando aún no existe claridad sobre las causas y los responsables de los criminales. La mesura y responsabilidad de los dirigentes políticos debe primar y no echarle gasolina al fuego solo para obtener réditos políticos de la tragedia.

La palabra y la confrontación de ideas y de programas políticos en forma civilizada deben primar en la campaña electoral que estamos viviendo. La tranquilidad y mesura para analizar y pronunciarse sobre este atentado es lo aconsejable. El odio y la ira no se pueden apoderar de ningún sector social o político de nuestro país.

Al repudiar nuevamente este atentado contra el candidato presidencial Miguel Uribe Turbay, esperamos que todos los candidatos gocen de las garantías electorales y de seguridad personal para realizar una campaña en paz. Que sea una verdadera fiesta democrática.

Nuestras expresiones de solidaridad y deseos de pronta recuperación de su estado de salud deseamos al candidato del C.D., así no compartamos sus ideas y pensamientos políticos.

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La defensa de la vida y de los derechos democráticos no tiene color político, y debemos unirnos todos para rechazar todo tipo de violencia que atente contra la estabilidad del país. Históricamente, la actividad política de nuestra patria ha estado teñida de sangre; debemos tener la grandeza de superarla definitivamente.