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Stephania Riaños, la joven emprendedora que logró su sueño gracias al Ibagué Café Festival
La ibaguereña Stephania Riaño decidió quedarse en el campo y emprender desde la ruralidad.
La ibaguereña Stephania Riaño que actualmente tiene 27 años, rompió con el esquema tradicional de muchos jóvenes colombianos que se van del campo para buscar oportunidades en la Urbanidad. Después de cursar estudios de ingeniería agronómica en la Universidad del Tolima, tomó la decisión de radicarse en la vereda La María Piedra Grande, del majestuoso Cañón del Combeima, para emprender desde la ruralidad.
“Todo comenzó porque yo estaba buscando ingresos mientras estudiaba entonces con el apoyo de mis padres comencé a tostar y vender el café que se produce en la finca familiar” Recuerda Stephania, mientras sirve el café de su propia marca en la Casa Campesina de Ibagué, ubicada en la emblemática Calle Tercera.
La madre de Stephania Riaño, también ingeniera agrónoma, dedicó gran parte de su vida al cultivo del café y trabajó durante varios años con el Comité de Cafeteros del Tolima. Gracias a ello, desde niña Stephania recorrió numerosas fincas del departamento, aprendiendo —casi de manera natural— los secretos del mundo cafetero.
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Una familia unida
El apoyo familiar ha sido un pilar esencial en su historia. Tanto su padre como su madre han sido emprendedores, y aunque están separados, Stephania considera que eso ha sido más una fortaleza que una dificultad.
“Me considero una persona muy familiar porque tanto la pareja de mi mamá como la de mi papá siempre me han tratado con cariño y respeto. Todos me han apoyado en mi sueño”, Contó sonriendo.
Aprovechando los contactos que sus padres habían cultivado a lo largo de sus vidas, con esfuerzo y constancia, fue ganándose una clientela fiel y construyendo la base de lo que más tarde sería su emprendimiento: Café Las Bayas.
Antes de terminar su carrera, comenzó a participar en ferias y eventos. Entonces decidió asociarse con otros productores, pues mientras finalizaba sus estudios también trabajaba en una empresa y trataba de no abandonar su emprendimiento. Sin embargo, lo que ella creyó que sería un camino de apoyo y aprendizaje se convirtió en el primer obstáculo.
“Recuerdo que un día dos personas de la asociación fueron al lugar donde hacía mi práctica a informarme que yo ya no hacía parte de la organización, de la peor manera posibleme. Me dijeron muchas cosas feas, y eso me dejó muy bajoneada porque según esas personas yo era muy joven y mis aportes a la asociación no tenían ningún valor”, relata.
Un renacer gracias al Ibagué Café Festival

Como Stephania ya había participado en ferias, la Secretaría de Agricultura la llamó para invitarla a participar en el Ibagué Café Festival 2022. La invitación la tomó por sorpresa pero se aventuró, renovó su presentación y decidió relanzar su marca. Ese impulso marcó el renacer de su emprendimiento y al finalizar ese mismo año se graduó como Ingeniera Agrónoma en la Universidad del Tolima.
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Todos los caminos llevan al café
Stephania trabajó casi dos años en una empresa, pero pronto comprendió que su verdadera vocación estaba en el campo y en su propio proyecto. Sin titubear, se radicó definitivamente en la zona rural, donde Café Las Bayas sigue creciendo.
“Después de lo que me pasó, quise hacer las cosas diferentes. Empecé a ayudar a otros pequeños productores que querían transformar su café, a guiarlos sobre el tostado, el empaque, los procesos. Así nació una red de apoyo que se convirtió en dos asociaciones de las que hoy hago parte” compartió.
Una de esas asociaciones participó en el mes de octubre en la rotación para la exposición de productos de la Casa Campesina, una iniciativa de la Alcaldía de Ibagué que busca dar vitrina a los productores de rurales de la Capital Tolimense, teniendo en cuenta que más del 90% del territorio ibaguereño es rural.
“Yo creo que hay espacio para todos —reflexiona—. Cada productor tiene un atributo diferente. Lo importante es crear comunidad. En este camino, más que competencia, lo que necesitamos es apoyarnos unos a otros”.
Así, con aroma a esfuerzo, familia y resiliencia, Stephania Riaño demuestra que el futuro del café tolimense también tiene rostro joven y femenino.
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