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Periodistas en riesgo

Periodistas en riesgo

Investigación realizada  Reporteros Sin Fronteras y publicado por la Flip 

En un contexto marcado por la violencia, la censura y la inestabilidad laboral, la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) presentó este sábado 3 de mayo su más reciente informe: Cómo se vive y se sobrevive al periodismo en Colombia. La publicación, revelada en el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa, dibuja una radiografía alarmante del ejercicio periodístico en el país.

Los datos no dejan lugar a dudas: 2024 ya se perfila como el año más letal para la prensa colombiana en la última década. Entre el 1 de enero y el 2 de mayo se han registrado 57 amenazas y el asesinato del periodista Óscar Gómez Agudelo. Vale la pena recordar que el asesinato de la comunicadora en Antioquia  el mes anterior fue por el cobro de una herencia.

El informe fue elaborado en alianza con la firma Cifras & Conceptos y se basa en los resultados de la Encuesta Nacional de Libertad de Expresión 2025. Por primera vez, el estudio incorpora un módulo sobre riesgos psicosociales en el oficio. Fueron consultados 569 profesionales de medios —entre periodistas, editores, directores y columnistas— en distintas regiones del país. En este estudio no participó ninguno periodista de nuestro equipo, aunque en otros estudios hemos sido parte de los mismos.

Los resultados reflejan una dura realidad: además de las amenazas físicas y las presiones externas, el periodismo enfrenta hoy una profunda crisis emocional y económica. El 72 % de los encuestados manifestó haber experimentado algún tipo de desgaste emocional. El informe señala, además, cómo la irrupción del modelo digital y la inteligencia artificial ha impuesto nuevas tensiones al trabajo periodístico.

Las condiciones laborales también muestran un panorama desalentador. Las tres principales problemáticas identificadas son: bajos salarios (80 %), ausencia de contratos estables (77 %) y jornadas laborales extendidas sin pausas adecuadas (71 %).

La situación es crítica, pero parece haberse naturalizado: el periodista colombiano no solo enfrenta las balas y la censura directa, también lidia con la sobrecarga de trabajo, las métricas inalcanzables, el acoso laboral y un peso emocional que carga en silencio”, afirma el documento.

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