La reciente encuesta de Invamer estremeció el panorama político: Iván Cepeda lidera la intención de voto y ganaría en todos los escenarios, lo que encendió las alarmas en la oposición y, en particular, en el uribismo.

El expresidente Álvaro Uribe ha tratado de ser un articulador del movimiento dentro de la derecha. Tras reunirse con el director del Partido Liberal, César Gaviria, ha impulsado un llamado a la unidad entre todas las facciones opositoras, desde Abelardo de la Espriella hasta Sergio Fajardo, con el fin de construir un frente amplio contra Iván Cepeda.

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Uribe reconoce entre líneas que las opciones de las candidatas de su partido —María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Paola Holguín— son mínimas. A esto se suma la “descabezada” de Miguel Uribe por decisión del propio partido, lo que deja aún más debilitado el panorama interno. En ese contexto, el expresidente parece allanar el camino hacia un aspirante con potencial real de llegar a segunda vuelta. Hoy, el Centro Democrático tiene varias aspirantes, pero carece de una figura sólida que pueda enfrentarse a Cepeda y a Petro en las elecciones de 2026.

Frente al panorama de la encuesta, Uribe Vélez parece desesperado por la unidad del centro y la derecha: “Reiteramos toda la voluntad de contribuir a un gran acuerdo para el fortalecimiento de la democracia colombiana, que incluya un amplio espectro, desde el Dr. Abelardo de la Espriella hasta el Dr. Sergio Fajardo (…) Los acuerdos que se alcancen sobre lo esencial para consolidar una coalición de esta naturaleza deberán, además, reconocer ante la opinión pública las diferencias existentes entre los distintos aspirantes”, dijo en un vídeo de X.

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La cuestión es si el centro aceptará el llamado. Sergio Fajardo ha sido enfático en que “nunca estaría con Abelardo de la Espriella”, a quien muchos ven como un candidato del uribismo encubierto. Aun así, su aspiración que, en una eventual segunda vuelta, según la encuesta Invamer, Fajardo le pisa los talones a Cepeda, lo convierte en una figura apetecible para la derecha, que lo percibe como una opción viable y cercana.

Sin embargo, no es un candidato fácil de convencer: su historial lo demuestra. No se unió a Rodolfo Hernández en 2022 ni a Gustavo Petro en 2018, lo que refuerza la percepción de que no es un aspirante fácilmente alineable con un proyecto de coalición.

El escenario para unir a la derecha con el centro es complejo. El uribismo siente la presión de estar perdiendo frente a Petro y su tiempo para reconfigurar su liderazgo es corto. No obstante, los “acuerdos sobre lo esencial”, como los llama Uribe, podrían alterar el panorama político. Por el momento la única certeza es que hay un camino despejado para Iván Cepeda y la posibilidad real de que el petrismo retenga la presidencia otros cuatro años.