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El turismo en el Tolima: motor de desarrollo económico y alternativa sostenible para Colombia

El turismo en el Tolima: motor de desarrollo económico y alternativa sostenible para Colombia

En 2023 el turismo ya se destacaba como futura segunda línea económica del Tolima y representaba el 8.6% del empleo.

La Producción de energía es la industria más contaminante del planeta. La quema de combustibles fósiles como el carbón, que fue hasta 2025, una de las principales fuentes de divisas de Colombia, es de las mayores fuentes de emisiones de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero. 

Actualmente, el turismo se está consolidando como uno de los motores más prometedores de la economía colombiana, y departamentos como el Tolima comienzan a experimentar los frutos de una transformación que va más allá de lo económico: implica sostenibilidad, identidad y reconciliación territorial.

En 2024, la Gobernación del Tolima, que logró tener una visión clara y futurista del potencial económico del departamento, invirtió más de 2.200 millones de pesos en fortalecer su oferta turística, incluyendo procesos de capacitación, promoción nacional e internacional y participación en eventos clave como la Vitrina Turística ANATO, donde logró generar negocios por más de 4.000 millones de pesos.

Impacto Nacional del Turismo

En un hecho histórico, Colombia recibió 2.865 millones de dólares en divisas por turismo solo en el primer trimestre de 2025, superando por primera vez a sectores tradicionales como el carbón y el café, según cifras de la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato). Este hito fue celebrado por el presidente Gustavo Petro como una señal clara de que el país avanza hacia un modelo de desarrollo más limpio y menos dependiente de economías basadas en el carbono.

El turismo ya sobrepasa la entrada de divisas del carbón. La segunda economía del país ya no está basada en carbono, y vamos por la primera: el petróleo”, afirmó el mandatario, resaltando la importancia ambiental de esta transición. La minería carbonera, históricamente fuerte en Colombia, ha sido también una de las actividades con mayor impacto ecológico y social. En en la Guajira donde se explota Carbón, los niños y niñas mueren de hambre, entre otras cosas, por la falta de agua, una consecuencia de la minería carbonera.

El Tolima, una joya que empieza a brillar

Durante décadas, el potencial turístico del Tolima estuvo limitado por la violencia. Las dinámicas del conflicto armado, la presencia de grupos al margen de la ley y la estigmatización de muchas regiones, hicieron que tanto nacionales como extranjeros evitaran visitar territorios que hoy son paraísos dotados de bella natural y revertidos de cultura.

Aunque los retos en materia de seguridad no han desaparecido del todo, lo cierto es que en la última década el Tolima y el país han vivido una mejora significativa en este aspecto, según el informe de la Universidad de Navarra en España publicado en 2021, que señaló una importante disminución de muertes violentas y grupos armados luego de la firma de los acuerdos de Paz con las Farc E.P en 2016.

Esta relativa estabilidad ha permitido que proyectos turísticos florezcan en municipios como Honda, Ambalema, Mariquita, Ibagué, Murillo o Roncesvalles, por mencionar algunos, combinando naturaleza, patrimonio, gastronomía e identidad.

Aunque el agro sigue siendo el pilar fundamental de la economía Tolimense, el turismo se proyecta como el sector de mayor crecimiento para los próximos años, con la capacidad de generar empleo, fortalecer economías locales y dinamizar la cadena de valor en múltiples sectores como transporte, hotelería, gastronomía y cultura e incluso tiene el potencial de fortalecer el agro, porque parte del atractivo turístico del Tolima está en su cultura campesina.

Una apuesta por la sostenibilidad y la paz

Más allá de los números, el crecimiento del turismo también representa una apuesta por el desarrollo sostenible, la conservación ambiental y la reconciliación con el territorio. Cada turista que llega al Tolima es también una señal de confianza en una región que quiere pasar la página del conflicto y mostrar al mundo su belleza natural, su historia viva y su espíritu resiliente.

El reto ahora es doble: mantener la seguridad, garantizar que el desarrollo turístico no afecte negativamente los ecosistemas, y asegurar que las comunidades locales —sobre todo campesinas e indígenas— sean protagonistas de este nuevo capítulo económico y social del departamento.

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