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Dulima, la mítica guerrera pijao.
La leyenda de Dulima.
Por: Jhenifer Rodríguez
Dicen que Dulima, la mítica guerrera pijao que defendió con coraje a su pueblo durante la invasión española, ya arrastraba fama de ser indómita y temeraria; antes de ser una estratega de guerra temida por los ejércitos conquistadores de Castilla y Aragón.
Los animales de monte, las plantas, los ríos y quebradas le contaban secretos, y por eso no se sabe si estaba entre la flora o la fauna quien le dijo de un guardián maligno que usaba el poder espiritual para engañar jovencitas, llevarlas a la orilla del río y profanarlas.
La maleza las había oído gritar, llorar y suplicar, y el oso con sus anteojos las había visto irse de la montaña como cuerpos sin alma ni lugar en el mundo. Los rumores se extendieron hasta que llegaron a los oídos de Dulima, quien se internó entre las espesuras verdes que poblaron las montañas tolimenses en tiempos precolombinos y expuso el caso ante los espíritus, pidiéndoles que le quitaran el poder espiritual al Poira, pues el guardia se habia corrompido.
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Pero el presunto sabía ocultarse; los espiritus no habían visto al Poira irrespetar a las humanas y, por ello, no podían actuar contra él; pero le propusieron un acuerdo.
“Este hermoso collar que te entregamos tiene el poder de recolectar el dolor, porque tiende a ser una fuerza poderosa, si sabes utilizarlo. Busca a las jóvenes, y por cada joven que te dé su testimonio alimentarás el collar con el poder de su dolor; si logras que todas confíen en ti, podrás encerrar al Poira en las entrañas de la montaña.”
Dulima recorrió su territorio y enfrentó todo tipo de dificultades, pero al final logró recolectar todos los testimonios, y el collar se llenó con el dolor de las mujeres que el Poira había lastimado.
Entonces la mítica guerrera se puso a sí misma de carnada. Cuando el Poira llamó su atención con magia, lo siguió al interior del bosque como cualquier niña ingenua, entonces, en el momento en que trató de someterla, Dulima apretó el collar que tenía en el cuello y se convirtió en gigante. Tomó al Poira con una sola mano y lo lanzó al interior de la montaña.
Con un rezo prodigioso, convirtió el collar en un escudo invisible coronado de nieve que encerraría eternamente al agresor. Pero, el Poira era un guardia poderoso, y prefirio estallar en llamas, antes que vivir eternamete encerrado en el dolor que habia causado, formando con su poder el temerario volcán del Ruiz.
Ante semejante hazaña, los espíritus decidieron revelarle a Dulima una aterradora premonición:
- “Viene algo mucho peor, viene moviéndose por agua desde tierras muy lejanas; trae enfermedad, dolor y muerte, se apoderará de lo que vea y celebrará el despojo.”
-¿Quién o qué es? —preguntó Dulima.
-La ambición —Afirmaron en unísono las mil voces espectrales.
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